Volverán las tupidas madreselvas
De tu jardín, las tapias a escalar
Y otra vez a la tarde aún más hermosas
Sus flores abrirán.
Pero aquellas cuajadas de rocío
Cuyas gotas mirábamos temblar
Y caer como lágrimas del día
Esas no volverán.
Esas no volverán.

Gustavo Adolfo Bécquer

Estos días están siendo duros para todos. Los que están expectantes pasando por el calvario de esta enfermedad desconocida, los que desde primera fila tratan de combatirla escasos de medios, de soluciones, con miedo e incertidumbre, pero con la pasión, decisión y convencimiento de que su presencia como persona y como profesional sanitario alivia esas situaciones. Duros también para los que se mantienen en sus casas, confinados, contribuyendo igualmente con ese gesto a la solución de este caos.

Y entre tanta duda, nos hemos encontrado como actores de un guion que nadie hubiera imaginado ni deseado participar. Guion, en el que aparecen escenas que parecen plantearse como única opción sin alternativa posible, salvo que nos paremos a observarlas en mitad de esta parada forzosa que nos obligará a emprender muchas reflexiones.

Hace pocos días Araceli (@araceligutz) nos decía en Twitter:

Al poco rato de leer el tuit oía en la radio a una Julia Otero (@julia_otero) acongojada por el testimonio de Ainhoa ante la muerte de su abuela sin haber tenido la posibilidad de despedirse de ella (debes oírlo). Julia y Ainhoa ponían sobre la mesa una parte de la cruel realidad que esta situación nos está ofreciendo. Como el testimonio de Ainhoa, se suceden otros muchos en las redes de muchas personas que lamentan no poder estar junto a sus seres queridos en sus últimos momentos o en momentos de gran vulnerabilidad. Simultáneamente, todos deseamos que esto pase pronto para poder abrazar, besar, acariciar, achuchar… a los que queremos y no podemos actualmente. Ainhoa no podrá luego.

Antes de esto…

Desde el Proyecto HU-CI emprendimos una línea de estudio y trabajo dedicada a promover la presencia de familiares y participación de los mismos en los cuidados, en la UCI. Antes de esto… tampoco era fácil en algunos contextos plantear escenarios de colaboración entre familias y profesionales porque, antes de esto, tampoco se daban las condiciones óptimas para propiciarlo. Pero muchos comenzaron el camino y a diario ponían sobre la mesa que cuando esa alianza se promovía, todos ganaban: pacientes, familias y profesionales.

Antes de esto… era difícil establecer una definición exacta para ese concepto de “UCI abierta” que a algunos asustaba y a otros alentaba y emocionaba. A nosotros siempre nos gustó la definición de un tal Giannini que consideraba como UCI abierta a “Aquellas unidades entre cuyos objetivos se encuentra la reducción o eliminación de cualquier limitación impuesta en las dimensiones temporal, física y de relaciones para las que no haya justificación. Y hoy creemos necesario traer al frente esa misma definición para evitar escenarios como los descritos en el testimonio anterior. Siendo conscientes de que las justificaciones (o ausencia de ellas) de hace unas semanas han cambiado drásticamente, de que la protección individual y colectiva debe primar sobre otros aspectos, de que la escasez de algunos medios que no garantizan unas condiciones óptimas son reales… De que la restricción será la única posibilidad en algún caso y sí estará justificada. Pero también conscientes de que el análisis de cada situación concreta es posible para encontrar alternativas si las hay. Y de que no debemos repetir el error de establecer normas generalizadas cuando no se den razones que las justifiquen.

Después de esto…

Se nos proponen muchas reflexiones para evitar que se reproduzcan situaciones como las que estamos viviendo. Incluso el gobierno plantea la necesidad de “rediseñar el sistema sanitario” consciente de las dificultades que se han puesto sobre la mesa. Nosotros celebramos esa propuesta y apostaremos por incorporar en esa parada reflexiva y constructiva la aplicación definitivamente de las propuestas recogidas en nuestro manual de Buenas Prácticas en Humanización confeccionando un escenario en el que probablemente se minimizarían algunas de las situaciones que mas carga emocional nos están provocando. Escenario en el que de nuevo todos ganaríamos: pacientes, familias y profesionales. Escenario que hubiera propiciado un mejor desenlace de la historia de Ainhoa y su abuela.

Cuídate mucho y contamos contigo para ese rediseño que tenemos pendiente.

¡Juntos sumamos más!

Por José Manuel Velasco