Si bien la muerte es parte de la vida, no deja de ser un murmullo que transita el cotidiano hospitalario convirtiéndose en ese algo que pretendemos evitar porque nos enfrenta al sabor del fracaso.Enfermería tienen una importante participación frente al final de la vida como en la atención directa y constante del paciente moribundo y su familia, esto demanda profesionales interiorizados en sus emociones y fortalezas.

 

Observar qué relación existe en el equipo de salud y los procesos suscitados en el campo de acción, permite conocer de qué manera se vivencian los duelos reiterados en el sin tiempo del hacer cotidiano, donde danzan la ética profesional, la empatía y la cultura personal que nos distingue como individuos.Capacitados en brindar bienestar, y cuidados, destacados en la comunicación y la compasión con el paciente y su familia, Enfermería se enfrenta ante la situación de replantearse su propia existencia y finitud, sintiéndose en algunas circunstancias, con las manos vacías al acompañar las lágrimas de aquellos que pierden a su ser querido.

El estrés juega un papel preponderante en la atención de estos pacientes y la ansiedad, junto con la angustia, amenaza, incertidumbre, frustración, temor y tristeza son las emociones más transitadas por personal de Enfermería, dada la proximidad permanente que desempeña en su labor.

En una encuesta realizada en Argentina a 50 enfermeros de diferentes hospitales tanto de origen público como privado, se pudo observar que el 90% se encontraban dispuestos a recibir una mayor capacitación sobre el cuidado de pacientes moribundos.

El 25% de los encuestados se sentía preparado emocional y profesionalmente para el desafío de las Terapias Abiertas habiendo sido interiorizado con una capacitación previa el 21% de los participantes El 37, 5% estaban capacitados en Cuidados Paliativos y el 58% afirma que se dialoga sobre el final de la vida en su área de trabajo.

Los encuestados sienten que los familiares perciben a Enfermería como Indiferentes 29%, Empáticos 42% sintiendo que no son percibidos un 29%.

Si bien la sociedad actual tiene el proceso del morir institucionalizado en los hospitales, el 87% de los enfermeros prefiere morir en su hogar. Durante su formación profesional, solo el 8% había recibido herramientas para afrontar el final de la vida.

Ante el interrogante de conocer si existe o es brindado un espacio para recibir ayuda frente a las inquietudes que puedan surgir, solo el 6% de la población encuestada dio una respuesta afirmativa.

El modo de resolución de los duelos personales imprime un sello indiscutible en las vivencias del campo practico, por ello es importante bucear en lo emocional de manera individual y colectiva, a fin de evitar negaciones y distanciamientos no terapéuticos.

Sabernos vulnerables no señala debilidad, sino que amplía el autoconocimiento y promueve la autorrealización de mayores logros, reduciendo las probabilidades de padecer Burnout.Una escucha activa sobre el impacto que produce los hechos del final de la vida, mayor capacitación en Cuidados Paliativos y un espacio de reconocimiento donde Enfermería pueda canalizar las necesidades de expresión de manera creativa y terapéutica, puede ser el principio de una gestión de cuidados hacia los profesionales de Enfermería que se verán reflejados en una calidad de atención más saludable.
Lic. Laura Caccianini
Terapia Intensiva Adultos