Muy interesante debate en las redes sociales hace una semana, que abrió Miguel Díaz en twitter lanzando la siguiente encuesta:

Como era de esperar la pregunta lanzada tuvo muchas contestaciones, y Alberto García-Salido abrió un nuevo hilo de “contraataque”:

Por supuesto que todo en esta vida es opinable, pero me gustaría lanzar dos reflexiones más y seguir dándole vueltas a este tema:

La primera, motivada por un mensaje que recibí la semana pasada de Juan M. Leyva:

Hola Gabriel, te traigo una nueva experiencia desagradable por culpa de las UCI cerradas.

Horario de mañana de 12h a 14h. Tarde de 18h a 20h. Por las mañanas fuera del horario de visitas, si tiene cualquier duda diríjase a secretaría.

COMPAÑÍA: 1 persona por paciente. Solo se permitirá cambio de acompañante a las horas pares. HORARIO: de 10h a 12h (Antes de llamar, pasen por secretaría)…

Comentario de las sanitarias a través del interfono al intentar entrar a las 14:10h: “has llegado tarde. Ahora te tienes que esperar hasta las 16h”.

La que se ha liado en la sala ha sido gorda…En pleno siglo XXI, intolerable.

¿De veras es tolerable que por diez minutos un paciente se quede sin el derecho de ver a su familiar, y ese familiar sin el derecho de acompañarlo?

La segunda, de la mano de José Manuel Velasco, sobre los protagonistas de las historias:

¿Está nuestra asistencia basada realmente en las necesidades de los pacientes y sus familias?

¿Qué pasaría con los profesionales si un día tras otro no hubiera pacientes en los hospitales?

Cuatro años de Proyecto HU-CI y muchas puertas se han abierto. Quedan muchas estructuras mentales y físicas aún por cambiar.

Seguimos.

Por Gabi Heras