En las próximas Jornadas de Humanización de los Cuidados Intensivos en Barcelona, tendremos la oportunidad de conocer de primera mano la visión de profesionales que llevan años trabajando en unidades que hace tiempo dieron el paso de abrir sus puertas. Sin duda, será una inyección de energía y una fuente de inspiración para aquellos que en estos momentos, influenciados por una corriente humanizadora puesta en marcha hace ya casi dos años, se interesan por el asunto y se han puesto a caminar.
Y es precisamente en esos profesionales, en los que quiero centrarme hoy. Personas que han decidido que ha llegado el momento de pararse, para no pararse. Pararse, para replantearse lo que es mejorable en su unidad y avanzar con paso firme hacia la construcción de una #UCIamable

Con ese propósito nos encontramos hace unos días en Quirón Málaga. El entusiasmo inicial de dos profesionales tratando de ser contagiado al resto de sus compañeros para construir juntos el mejor entorno posible para pacientes, familias y profesionales, ya obtiene los primeros frutos. Allí tuvimos la oportunidad de juntarnos médicos, enfermeras y auxiliares para tomar conciencia del punto de partida, para debatir posibles caminos y para dejar patente que cuentan con lo principal: la motivación y el propósito de promover algunos cambios que harán que la experiencia de todos se vea enriquecida.

Y decía que quería centrarme en esos profesionales porque, en definitiva, son el gatillo que marca el punto de partida para que las cosas cambien en cada unidad. Y después, ya veremos… Veremos si el proceso avanza más o menos rápido, si al compromiso personal le sigue una apuesta institucional necesaria, si se vencen las resistencias casi siempre presentes, si la motivación inicial se ve propiciada y aprovechada para obtener los frutos esperados.

Como Álvaro y como Fran, otros muchos profesionales se están planteando cada día comenzar a trabajar en esa línea. Y serán… son, ellos, los protagonistas reales en sus unidades particulares. Desde sus propias revoluciones personales, desencadenan la propia en su entorno. Y solo por eso ya habrá merecido la pena.

Fue un placer compartir esa tarde con vosotros. Como lo fue compartir la impaciencia de Marga y María José para finalizar a tiempo una comunicación, que les ayudara a que alguien pudiera ver más justificada su asistencia a las II Jornadas, que de ninguna manera se quieren perder.

Son esos profesionales anónimos que han decidido empezar a caminar, sabiendo que se hace camino al andar, los que hoy creo que merecen ser reconocidos.