99 días
Durante un tiempo estuve en un lugar que reconocía como profundo y alejado de todo.El pensamiento era lo único que tenia, también el recuerdo.

Porque soy capaz de recordar todo lo que pasó en ese espacio y en ese tiempo. Y puedo asegurar que fue y es difícil acomodar esas experiencias en mi cabeza.
He intentado arrinconarlas, hacer como si fuesen malos sueños de una noche lejana y olvidada, pero me asaltan de vez en cuando.
La última incursión ha sido en estos días, recibí una llamada de un familiar de una persona en situación critica en la UCI, me hablaba con desesperación, a mi, una desconocida, sobre la inminente muerte de su familiar.
Les habían propuesto retirar los soportes vitales pues ya era inviable otra cosa, uno de sus hijos se negaba, no aceptaba algo así.
Y recordé de nuevo todo lo que sentí mientras estaba sedada, en coma, no se distinguirlo. No tenía dolor físico, pero si seguía teniendo percepciones que se transformaban en mi cabeza en monstruos, en angustias, en incertidumbres.
No caemos en el vacío absoluto, estamos vinculados con el exterior, de muchas maneras y lo que recibimos se desvirtúa en ese momento en nuestra cabeza, que es lo único que nos da soporte.
Ser generosos, porque en ese momento solo la generosidad de los otros puede sacarnos de ese laberinto cuando la puerta de salida ya no existe.