Cuando hablamos de cuidar al cuidador, pensamos en los profesionales y técnicos en los hospitales y clínicas del país que estamos en activo. Pero…¿y los cuidadores que se encuentran sin laborar, sin un lugar de trabajo, sin una oportunidad de servir a las personas?.

Y es por eso que hacemos un homenaje a aquellos profesionales sanitarios que padecen de la crisis humanitaria en nuestro hermano país Venezuela. Aquellos profesionales totalmente limitados para ejercer la profesión, para ayudar, para brindar una mano amiga.

Natalia tiene 32 años y es enfermera especialista en Medicina Crítica. Vive en Venezuela, es madre de una bebé de 5 años. Esta sola y sin trabajo, ya que la contratación estatal depende del mismo grupo que ahora siembra el miedo y el horror en la calles de su ciudad. Esta temiendo por su vida. A la gente la desaparecen, la torturan y miles de venezolanos huyen del país por las fronteras.

Pero ella es una profesional con altas competencias;  desde la Humanización ¿podríamos ayudarla a encontrar un trabajo digno como enfermera  en algún hospital iberoamericano?. ¿Podríamos pensar en cómo ayudarla? A ella, y a cientos de profesionales en estas difíciles condiciones de vida.

No alcanzamos a visibilizar la situación social, económica y política de Venezuela. El panorama que vemos por los medios de comunicación es desolador. Nos interesamos en escuchar a nuestros colegas, escuchamos las voces de angustia, de ayuda. Un SOS por nuestros hermanos venezolanos, que padecen de hambre, miedo a desparecer por los entes militares, miedo a que sus familias sean separadas…Escuchamos las voces de pánico, de querer escapar de esta situación.

Y es en este momento cuando reflexionamos que cuando escuchamos las necesidades del otro es cuando comprendemos que los seres humanos sufren por situaciones inherentes a nuestras decisiones. Estos profesionales que se formaron para prolongar la existencia de las personas enfermas y que por el contexto social, no se les permite ejercer nuestra profesión sanitaria, de ayudar a los demás.

Entendiendo la situación de nuestros hermanos venezolanos, nos preguntamos ¿Qué podemos hacer para cuidar a estos cuidadores?.

Mientras tanto, estamos repartiendo alimentos en el parque Santander a las más de 400 personas que allí paran, gracias a las donaciones que vamos recogiendo.

Personas desplazadas que huyen de su país. Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, y además…nos puede pasar a cualquiera.

Doreiny Rozo y Arturo Arias. Fundación HU-CI de Cúcuta, Colombia.