Las Unidades de Cuidados Intensivos son espacios donde hay un ritmo de trabajo frenético y esto provoca estrés al personal sanitario. Son muchos los factores que lo provocan y uno de ellos es el entorno físico y ambiental.

La arquitectura humanizada no solo se centra en los pacientes creando espacios que les transmitan la calidez de un “hogar temporal” o en sus familiares transformando las tradicionales salas de espera por un concepto más amable como lo es la sala de estar. También afronta el reto de mejorar el espacio que necesita el personal sanitario.

Para esto, tenemos que cuidar el diseño del entorno físico donde el personal desarrolla su trabajo y facilitar su descanso, porque un espacio optimizado influye positivamente en su estado físico y anímico, y esto repercute directamente en pacientes y familiares.

Para humanizar los espacios del personal primamos en el diseño:

  • Un confort ambiental adecuado con un nivel de temperatura, humedad, ruido e iluminación óptimos.  Si quieres conocer los rangos recomendados de confort para una UCI, puedes consultarlos en el Plan de Humanización de las UCI de la Comunidad de Madrid.
  • Espacios ergonómicos,  puesto que la ergonomía busca que el puesto de trabajo se adapte al trabajador, en lugar de obligar al trabajador a adaptarse a este. Es la clave en la distribución del espacio, los equipos de trabajo y el mobiliario.
  • Espacios de trabajo con las dimensiones suficientes, los equipos adecuados y un mobiliario ergonómico para que cada persona pueda personalizarlo a sus características físicas y siempre se utilice de forma cómoda y segura para el personal.

Todas estas condiciones también tienen que estar presentes en las salas de descanso. Tan importante es proporcionar un buen espacio de trabajo cómo un entorno adecuado para descansar y desconectar. Es imprescindible contar con un espacio bien dimensionado y distribuido para poder disponer de una segunda casa: sala de descanso, cocina, habitación y baños.

Lo ideal es que todas estas estancias estén separadas físicamente entre si. Deben estar alejadas de la unidad para fomentar la relajación y privacidad del personal pero tendrán que estar lo suficientemente cerca para llegar lo antes posible en caso de emergencia e intentar en la medida de lo posible que cuenten con luz natural y vistas al exterior para mantener el ritmo circadiano.

En definitiva, el personal sanitario debería tener una sala de descanso que sea un espacio cálido y acogedor, que disponga de una cocina completa con los electrodomésticos necesarios, con extractores para evitar el olor a comida, mobiliario para comer y que las habitaciones tengan camas confortables y suficientes para las personas que trabajan en el turno.

Un mobiliario doméstico aportará calidez al espacio, primando la ergonomía para que sea cómodo. Con el color se creará un ambiente cálido evitando la fatiga visual y ayudando a mejorar la moral. Por último, la utilización de elementos decorativos como corchos para poner fotos, plantas naturales… le dará el toque personal.

Hay unidades que cuentan con espacios muy limitados para las zonas de descanso, incluso hay casos donde todas las funciones se realizan en la misma habitación. Para optimizarlos se puede recurrir a mobiliario versátil (o multifunción) que se adapta a las funciones que requiera el espacio en cada momento, en la que un modulo nos sirve para descansar, comer y dormir. Si nos atenemos al espíritu de humanización y a que hay que cuidar al cuidador, esto no es lo más recomendable, pero en los casos donde la infraestructura no lo pueda permitir debido a su antigüedad se puede recurrir a ellos aunque habría que intentar respetar las áreas de descanso del personal.

Ori apartment animation from Ori on Vimeo.

Cuidemos al personal sanitario, cuidemos sus espacios, cuidemos al cuidador, porque “si no cuidamos al profesional, el sistema se va a pique”.

Saludos,

Mónica Ferrero, interiorista en Lab In Action y diseñadora de Proyecto HU-CI.