Vicente Gómez y Mónica Ferrero han publicado el siguiente editorial en el último número de la Revista Enfermería Intensiva.

Nuestros compañeros y amigos de Proyecto HU-CI desarrollan el concepto de infraestructura humanizada: UCI que proporcionen bienestar físico y ambiental óptimos para pacientes, profesionales y familias. Espacios que sean funcionales, eficientes, ergonómicos, confortables, cálidos y amables…y que cuiden a todos los usuarios para mejorar la experiencia.

La infraestructura humanizada podría repercutir económicamente de forma positiva, además de los beneficios físicos y psicológicos para todos: menos errores, menores estancias, menor necesidad de sedantes y hasta quizás menos bajas laborales, menos costes de mantenimiento y limpieza y sobre todo: una mayor satisfacción de los protagonistas.

Privacidad, bienestar, orientación, comunicación, distracción y posibilidad de espacios abiertos para los pacientes; bienestar lumínico/acústico/térmico y funcionalidad para los profesionales, con espacios que respeten su dignidad; facilidades y comodidades para las familias, los grandes olvidados del sistema.

Tecnología y humanización han de ir de la mano en la construcción y diseño de nuevas UCI, pero se  puede rediseñar las existentes y tenemos que hacerlo. Para ello, el análisis de la situación es el primer y fundamental paso: estudiar detenidamente cada unidad y ver sus virtudes y carencias para establecer prioridades de actuación. Y para llevar a cabo la humanización de la infraestructura y arquitectura de los hospitales, hace falta inversión.

Como para esto, lo primero que se suele recibir es un NO, se deberían valorar medidas que armonicen un bajo coste con un impacto ambiental y que puedan ser asumibles por todos los agentes, puesto que este será el primer punto de inflexión hacia una estructura de H-UCI.

Por tanto, necesitamos diálogo organizado entre todos: personal sanitario de diferentes estamentos que sugieran las soluciones que ayuden a mejorar su ambiente laboral; gerentes y responsables políticos que apuesten por el cambio, busquen soluciones imaginativas y escuchen a las partes implicadas sin tomar medidas impositivas que no se adecuen a las necesidades de los que estamos a pie de cama; pacientes y familiares que aporten sus vivencias y consejos para que su experiencia pueda ayudarnos a mejorar.

Compartimos punto por punto las últimas frases del editorial:

“No nos resignemos a que nuestras UCI sean entornos puramente técnicos. Un “infierno” necesario para sobrevivir. Tomemos el reto de cambiar. Pero seamos prácticos. Busquemos información mediante un diálogo sensato y realista que permita obtener soluciones, quizá inicialmente no muy aparatosas, pero que sean hitos de los que partir, para poder compartir mejoras de las que enorgullecerse y crecer.

Así comenzaremos a humanizar nuestra UCI de una forma coherente, funcional y económicamente rentable.”

¡Enhorabuena Vicente y Mónica!

Feliz Jueves,

Gabi