La Real Academia Española (RAE) define “Humanizar” como “Hacer que algo o alguien tenga un aspecto o naturaleza humana o muestre influencia de los seres humanos, o conferir carácter más humanos (en el sentido moral), hacer algo más amable, justo o menos riguroso”.

 

Si es un término tan bien explicado y definido por la RAE, ¿por qué no humanizamos los cuidados?. ¿Cómo podemos humanizarlos?
Los cuidados deben y tienen el objetivo de mejorar la calidad de vida y favorecer la autonomía del paciente, sin olvidarnos que estos deben de ser el centro de la atención, donde nosotros como profesionales debemos adaptarnos a cada uno, no ellos a nosotros.
En ocasiones los profesionales perdemos la esencia de estos cuidados, escondiéndonos detrás de las escusas de falta de tiempo o recursos insuficientes, olvidando el cuidado de lo invisible en nuestro quehacer diario.
Nuestros pacientes son personas humanas por lo tanto: ¿por qué se nos olvida humanizar el trato?. Es una pregunta que todos los profesionales debemos realizarnos: analizar por qué perdemos la esencia que caracteriza a la enfermería, esa esencia no se basa en el que hacemos, si no en el cómo lo hacemos. Ese como lo hacemos es la guinda del pastel o la línea que marca la diferencia, es el punto donde recuerdan el cuidado y este periodo de sus vidas como algo positivo o como su peor pesadilla.
La humanización de los cuidados no es una técnica estéril, ni difícil de realizar, básicamente porque de técnica tiene poco, ya que nace desde nuestra parte más humana, son hechos y acciones naturales que el ser humano realiza diariamente en su vida y puede aplicarse junto con los cuidados diarios.
Estas acciones o hechos son tan simples como sonreír, dar intimidad, respetar…. Son las que convierten la relación profesional-paciente más humana.
Tras hacer esta reflexión, creo que para humanizar los cuidados tan solo tenemos que seguir diez acciones o hechos:
* Si como profesional conozco el nombre del paciente, ¿por qué no pueden conocer el mío?
* Cuando el paciente se identifica tras su presentación, llamémosle por su nombre.
* ¿Para qué hablamos un lenguaje técnico a un anciano, adulto o niño, si sabemos que no nos van a entender?. Hagamos y acostumbrémonos a que nos entiendan usando un lenguaje claro.
* No adjudiquemos un número a una persona, tienen nombre propio.
* Dejemos que participen en la toma de decisiones, favorezcamos su autonomía.
* No se nos olvide que una sonrisa se queda marcada en el alma, es uno de los mejores inventos de la historia, usémosla.
* Acerquémonos a nuestros pacientes y sus familiares, tengamos un contacto respetuoso pero cercano (no queman ni hacen daño).
* Si ellos respetan nuestras opiniones, creencias, valores y deseos, ¿quiénes somos nosotros para no hacerlo?. El respeto es básico para hacer esta relación cercana y humanizada.
* Para la humanización también hay unas “keywords” y que encima son mágicas y tan sencillas como un “hola”, “adiós”, “perdona”, “por favor” y “gracias”.
* Respetemos su espacio vital. Es suyo durante el ingreso
Son diez acciones básicas para dejar de ser un enfermero y convertirnos en un H-Enfermero.
Enfermero. Unidad de Neurorrehabilitación