Muchos de vosotros me preguntáis, desde diferentes partes del mundo, qué opino sobre la crisis mundial que está generando la pandemia por COVID-19 y cómo está influyendo en las medidas de Humanización para la atención sanitaria. Desde el pie de cama, en un rato de pausa para renovar fuerzas, necesitaba esta vuelta al compartir a través de estas letras.

De forma global, a nadie se le escapa ya que esto no es un cuento chino (ni italiano), a pesar de que llevamos varios meses recibiendo un bombardeo constante de información por parte de medios oficiales, no oficiales, audios falsos, memes y todo lo que se os ocurra. Sinceramente, no está la cosa para mucha broma… porque en cualquier momento pudiera pasar que tú, yo, o uno de tus seres queridos estuviera ingresado en una UCI si tiene además la suerte de que haya cama. O haya fallecido. O fallezca. O fallezcas. Así que, primera petición: ¿de verdad que es necesario seguir haciendo bromas, seguir con los vídeos y los mensajes? Cada uno es muy libre, por su puesto, pero quizás solo sirva para añadir más sufrimiento al sistema. Por ello apelo a vuestro sentido común, porque como en las grandes crisis de la historia de la humanidad, toca que todos rememos en la misma dirección y codo con codo. Y es cosa de todos, como la humanización de la Sanidad.

Obviamente, no estábamos preparados. Lástima no haber aprendido de lo que ha ocurrido en China, o recientemente en Italia. Quizás no quisimos creerlo o no nos venía bien, en España somos muy del fútbol y de la fiesta, y claro…Pero por ahí no voy a incidir, que cada uno saque sus propias reflexiones.

Sin duda alguna, esta emergencia está poniendo al descubierto las vergüenzas del sistema sanitario, siempre bien ponderado a nivel mundial pero con mucho margen de mejora. Hablo a diario con amigos de toda América Latina y me preocupa profundamente las consecuencias de la epidemia en mi amado continente: personal, insumos escasos, falta de recursos e incluso de dinero para ser atendido. Cosas que ya estamos viviendo en España, por mucho que se diga que todo está bajo control. Porque, por mucho que se repita una mentira, no se convertirá en verdad. Y porque la población tiene ojos, y ya sabe que esto no es una simple gripe.

Y en España ¿qué?. “Los de la pública echando la culpa a los de la privada”, “los de la privada haciendo negocio”…Hasta aquí veo todo muy humano, la verdad que no me sorprende. Para bien o para mal en Madrid, dos hospitales llevamos tres semanas de ventaja al resto: el Hospital Infanta Elena de Valdemoro y el Hospital Universitario de Torrejón. Dos hospitales públicos para el usuario, gestionados de forma privada, cuyos servicios de Medicina Intensiva hemos estado abandonados por el resto, a pesar de haber pedido ayuda a todos los jefes de Servicio de las UCI madrileñas. Ello nos ha supuesto doblar guardias y turnos, renunciar a reducciones de jornada y ponernos prácticamente a disposición de lo que haga falta. Hemos sido, sin quererlo ni desearlo, los héroes invisibles por necesidad.

Denegados recursos humanos, materiales y técnicos por parte de “los grandes hospitales”. Y lo más sorprendente para mi: denegados traslados para ECMO a varios de esos grandes hospitales públicos para personas con hipoxemia refractaria a la ventilación mecánica y al decúbito prono por temor al contagio durante estas tres semanas previas. Hemos tenido incluso que tolerar la sorna por parte de alguno de esos Jefes de Servicio, los que luego saldrán en las publicaciones científicas y en las fotos como héroes. ¿En serio que en el siglo XXI sigue habiendo Hospitales Grandes y Hospitales Pequeños?. ¿Humanización o Humanidad?. Para mí sería la primera pregunta porque no hay derecho. La denegación de auxilio va contra el juramento Hipocrático, la Deontología, la Ética y la propia esencia de la Medicina…y del ser humano.

¿Y por qué hasta ayer? Muy fácil, la pandemia ocupa ya la mitad de las camas de UCI de la Comunidad de Madrid. Dicho de otra manera, el resto de hospitales está viviendo desde el lunes lo que llevamos viviendo en Valdemoro y Torrejón desde hace tres semana: por fin nos empiezan a creer.

Por lo tanto, y porque es tan injusto generalizar, en mi opinión es prioritario coordinar las necesidades de camas de UCI de los ciudadanos… y por una vez en la vida, redistribuir equitativamente los recursos humanos y técnicos en función de las necesidades de la población, no de nuestro código postal. Porque no es justo que haya camas vacías en un hospital, mientras otros estamos decidiendo sobre la vida y la muerte de las personas.

Dicho esto, que me parecía obligatorio poner al conocimiento de todo el mundo por una cuestión de mis principios, voy a ir analizando línea por línea estratégica cómo está repercutiendo esta crisis humanitaria a la humanización en las UCI:

Flexibilización de horarios y participación de las familias en los cuidados: en la situación actual, está absolutamente justificada la limitación de las visitas en función de las necesidades que además, se autoimponen las familias. Entienden perfectamente la situación, preguntan cómo pueden no interferir y desde luego, no quieren contagiarse ni entorpecer nuestro alocado día a día.

Comunicación: siempre fundamental, y lo sigue siendo. Entre los equipos, con los pacientes, y con las familias. Sesiones diarias del equipo multidisciplinar facilitan el trabajo conjunto y el plan en cada momento, que además muchas veces ha ido variando en función de las recomendaciones dictadas por Salud Pública.

Bienestar del paciente: obviamente, esta línea no ha sufrido modificación alguna.

Cuidado al cuidador: suspenso rotundo por parte de las administraciones, casi sin cambios con respecto a la situación previa, solo que ahora se pone mucho más de manifiesto. Pareciera, tras escuchar las primeras declaraciones del Sr. Ministro de Sanidad, que los profesionales sanitarios no tuviéramos derecho a enfermar, tener miedo o ansiedad, a la conciliación familiar. Además, con la misma mayoría de plantilla en situación laboral precaria, como siempre. ¿Nosotros a atender pacientes, que para eso tenemos esta vocación?. Para muestra un botón: en muchas UCI (incluida la mía) por fin hay ratios ajustados de personal según las recomendaciones ministeriales, es decir, ha tenido que venir el COVID-19 para tener un ratio de enfermera paciente 1 a 2. Pero mucho más allá: ¿qué pasa con el desgaste profesional, ahora que estamos triplicando turnos? ¿Y el estrés post-traumático?. ¿Dónde están los psicólogos para atender a pacientes, familias y profesionales?

Síndrome postcuidados intensivos: se verá. La mayoría de los pacientes con distrés grave están con sedación profunda y relajantes musculares, y la limitación de la situación dificulta la participación activa de rehabilitadores y fisioterapéutas. Eso por hablar de lo obvio, porque lo invisible, lo cognitivo y lo psicológico merecerá mucho trabajo a posteriori. ¿Contaremos con los recursos adecuados?

Arquitectura humanizada: de aquellos polvos vienen estos lodos. Necesitamos reformar ya los hospitales de los años 60 y ponerlos al servicio de las personas. Desde Proyecto HU-CI, llevamos poniéndolo sobre el tapete 6 años, sin ninguna respuesta por parte de los que tienen que poner las medidas. Y lógicamente esto podría influir a la hora de aceptar pacientes, por poner uno de millones de ejemplos (“no tengo camas individuales”).

Proceso de morir: en mi opinión personal, lamentablemente la falta de recursos hará que la gente fallezca. Experiencias de Italia nos muestran la crudeza de la situación, y desde luego tras hacer 24 horas de guardia, uno se siente muy identificado.

Dicho todo esto, si crisis significa oportunidad, tenemos adelante una grandísima crisis no controlada de la que también obtendremos enormes oportunidades de mejora si somos capaces de aprender. Algo en lo que todos, pacientes, familias y profesionales tendremos que sumar para multiplicar, en busca de la sanidad universal que todos merecemos en todas las partes del mundo.

Para ello, te animo a que reflexiones solamente en una cosa: HAZ TU PARTE. Será por el bien de la Humanidad compartida.

Por Gabi Heras