Casi me da pudor recordaros por lo que estamos pasando. Imagino que todos y cada uno de vosotros estáis experimentando unos momentos que difícilmente olvidaréis y en los que se mezclan un carrusel infinito de emociones y sentimientos contrapuestos: frustración, agradecimiento, impotencia, debilidad, fortaleza, orgullo, responsabilidad, tristeza, alegría, cercanía, distancia, etc.

Por suerte, no estamos solos, y estamos viviendo estos duros momentos con nuestros equipos de trabajo, auténticos salvavidas en situaciones tan catastróficas como la de estos días. Equipos que hemos ido construyendo con esfuerzo, dedicación y espíritu de comunidad. Cierto es, que alguna vez se resquebrajan y flaquean, pero es ahora, cuando surgen con mayor fuerza y con una potencia arrolladora.

En los cursos que Proyecto HU-CI imparte sobre la prevención del Desgaste Profesional, hacemos especial hincapié en la construcción de unos excelentes equipos de trabajo en salud. Tener un equipo sólido, cooperativo e interconectado es un elemento fundamental para prevenir y atajar el temido Desgaste Profesional.

En dichos cursos, mencionamos que los equipos bien formados se definen por la regla de las “5 C”, que son:

  • Complementariedad: Cada miembro domina una parte determinada del proyecto, de tal manera, que lo que yo no soy capaz de realizar, lo hará otro miembro del equipo.
  • Coordinación: El grupo debe actuar de forma organizada.
  • Comunicación: Comunicación entre todos sus miembros para poder coordinar las distintas actividades, siendo fundamental la escucha activa hacia los compañeros.
  • Confianza: Cada persona confía en el buen hacer de sus compañeros, sabe que puede esperar lo mejor del otro.
  • Compromiso: Cada miembro se compromete a aportar lo mejor de sí mismo, a poner todo su empeño en sacar el trabajo adelante. Acepta anteponer el éxito del equipo al propio.

Una sexta “C” que se añade a estas 5 clásicas, es la Cohesión, personificada en el líder del equipo, un líder que debe actuar con compasión, escuchando a los miembros del equipo, bajando a la arena, limando conflictos, detectando errores y reforzando positivamente a todos.

Pero lo que hemos descubierto en esta emergencia sanitaria, es la séptima y definitiva “C”, la “C” de Compartir Valores. Estamos unidos, y formamos verdadero equipo porque tenemos unos valores en común, unos valores que nos definen antes, ahora y siempre como personas comprometidas con los que sufren y que necesitan de nuestro conocimiento, capacidades, competencias, habilidades y humanidad. Estos valores son, entre otros: curar, cuidar, ayudar al vulnerable, acompañar, apoyar, actuar con compasión, sostener al que cae, esforzarse diariamente para hacerlo cada vez mejor, ser agradecidos y buscar siempre el mayor bien para el otro, sea este otro un paciente, un familiar, o un compañero.

En ocasiones estos valores que son la fuerza de nuestra vocación y el motor de nuestra motivación, quedan eclipsados por los problemas diarios, por la rutina, por la indiferencia, por la frustración, etc. Sin embargo, ahora, que tenemos más dificultades que nunca, es cuando afloran con mayor presencia y energía, y esto nos tiene que estimular para que nunca más queden ocultos bajo un manto de olvido y hastío.

Los equipos bien constituidos, sólidos y solidarios, nos refuerzan para que hagamos frente a la adversidad, dándonos valor y ejercitándonos contra el desánimo y la profunda depresión.

Sería irreal pensar que las catástrofes, las enfermedades, los problemas económicos, los sueños frustrados, todo eso, no causan dolor y generan desaliento y temor. Sin embargo, sabemos que la presencia, el sostenimiento y la fuerza de nuestro equipo, nos ayudan a mitigar y superar estos temores y a sanar estas heridas.

Sabíamos lo que éramos capaces de hacer sin necesidad de esta dura prueba, sabíamos lo mucho que valíamos sin necesidad de este agobiante caos, sabíamos que podríamos contar los unos con los otros sin necesidad de vivir este desgarrador drama; sin embargo, en muchas ocasiones, olvidamos lo mucho que nos une, lo mucho que nos apreciamos y nos queremos, lo mucho que nos necesitamos y lo importante que es apoyarnos y cuidarnos unos a otros.

A mis equipos de UCI del Marañón Hospital y HM Torrelodones, y a todos los equipos de UCI que se están dejando la piel en estos días duros, tristes y extenuantes, mi profundo agradecimiento, mi más sincero reconocimiento y mis mayores ánimos. Sois fantásticos, maravillosos, y extraordinarios.

Nos mantendremos en pie frente a la adversidad porque nos sostenemos los unos a los otros. Superaremos esta tremenda dificultad, no os quepa duda, pero tendremos heridas, y en esos momentos, también tendremos al lado a nuestro equipo, y tendréis al lado a este equipo de HUCI que, desde ya, está pensando en el después.

Esta distancia física impuesta cruelmente por nuestro enemigo, me acerca al espíritu y al corazón de todos. Cuidad y cuidaros.

Por José Manuel Gómez