En un reciente artículo de Kompanje, titulado “Burnout, boreout and compassion fatigue on the ICU: it is not about work stress, but about lack of existential significance and professional performance” se describen tres síndromes que pueden tener el mismo resultado en el personal sanitario: la pérdida del sentido de la tarea que hacemos, la desmotivación por el trabajo diario y la apatía y falta de compasión hacia los pacientes y familias.

El primero y más conocido es el síndrome de burnout o síndrome de desgaste profesional, caracterizado por el estrés generado ante factores estresantes en el trabajo y puede darse en cualquier ámbito laboral, pero es mucho más frecuente en el personal sanitario por el tipo de trabajo y la carga horaria semanal muy extendida.

El segundo, síndrome de boreout o aburrimiento laboral que engloba la falta de reto y la pérdida del interés por el trabajo, puede darse en la UCI ante tareas repetitivas: pacientes crónicos con alta estadía y poco progreso en su enfermedad, o ante pocos estímulos laborales, de formación o de innovación en las tareas.

Por último la fatiga de compasión se caracteriza por la pérdida progresiva de la compasión hacia los enfermos y sus familias. Esto genera un aumento del estrés, ansiedad, disminución de la productividad en el trabajo, sensación de incompetencia y dificultad de seguir haciendo sus tareas. Esta entidad puede producirse entre el 15 y el 85% del personal sanitario en alguna oportunidad según algunas series.

Estas tres entidades, solapadas con muchos puntos en común están presentes en el personal de las UCI, porque muchos de los factores de riesgo están presentes. Sobrecarga laboral, pocas horas de descanso, disminución de la vida familiar, estrés por la tarea, cronicidad de los pacientes, sobrecarga emocional por la gravedad de los pacientes, repetitividad de la tarea, condiciones laborales deficitarias, entre muchos más. Todo esto genera desmotivación, absentismo, pérdida de la eficiencia, sobrecostos, aumento de los errores médicos… impactando todo ello en el personal y sus familias y más aun en los pacientes.

El desafío por delante es entender estas afecciones, y generar planes de acción urgentes para mitigar y mejorar las condiciones laborales y emocionales que generan esto. Es tiempo de cuidar a los cuidadores, entender sus frustraciones, aumentar su satisfacción a través de mejores condiciones laborales, mayores horas de descanso, horas protegidas para formación entre otras cosas imprescindibles. Si no mejoramos rápido nuestro personal estará más quemado, aburrido y con fatiga corporal y emocional, con pérdida de lo que hemos nacido para tener y dar a nuestros pacientes: la compasión.

Por Nicolás Nin