Hola a tod@s, mis queridos amigos.
Así se titula el artículo de Margaret Isaac y J. Randall Curtis publicado online en Intensive Care Medicine de Septiembre, en la sección What´s New in Intensive Care?.
Y es que no es fácil establecer conversaciones directas en este sentido con nuestros pacientes. La pregunta “Doctor, ¿me voy a morir?” puede ser profundamente incómoda para los médicos.
En este proceso debemos enfrentarnos a nuestros propios miedos, incluso a contemplar nuestra propia mortalidad. Además de comunicar noticias graves, los médicos luchamos a menudo con mantener el equilibrio entre la esperanza y la incertidumbre frente a la verdad.
Los principios básicos de la comunicación centrada en el paciente pueden guiar a los clínicos en sus respuestas a este tipo de preguntas y nos ayudarán a obtener la perspectiva del paciente y su enfermedad, investigar sobre sus preocupaciones y reconocer y explorar las emociones.
La pregunta “¿Voy a morir?” puede ser un reflejo de otras esperanzas y temores. Puede ser una expresión de miedo, de dolor y sufrimiento físico, pena anticipada por la pérdida de seres queridos o la angustia existencial y espiritual frente a lo desconocido y la totalidad de la vida.
Explorar la perspectiva del paciente es fundamental para garantizar que los clínicos tratemos adecuadamente estas preocupaciones específicas. Nos es fácil tratar síntomas físicos, pero la angustia existencial y espiritual puede ser una tarea ardua para muchos de nosotros cuando un paciente está en el proceso de morir. Incluso muchos médicos piensan que esto se excede de su práctica clínica.
Si preguntamos “¿Qué crees que te está sucediendo justo ahora?” o “¿Qué temores tienes?” podremos tener respuestas útiles. También podemos hablar con los familiares o seres queridos, o incluso buscar apoyo de psicólogos y/o sacerdotes.
No todos los pacientes quieren información pronostica explícita. Pero la pregunta “¿Me voy a morir?” podría sugerirnos que esa persona está abriendo la puerta a una conversación franca. Y si hablamos de pronóstico, las conversación debe estar estructuradas en términos específicos, evitando términos ambiguos.
Hemos de reconocer y validar las emociones de los pacientes, muchas veces un paso obviado en la comunicación. Tan importante es esto como transmitir seguridad y no abandono, sin prometer resultados imposibles. Y articular una comunicación efectiva durante todo el proceso, incluso si el paciente sobrevive a la UCI.
Para ello, el artículo ofrece una tabla con “la estrategia de las 5 Ps”: Perspectiva, conocer el contexto y experiencias Previas, Permiso, Pronóstico y Previsión de soporte.
Un campo de mejora, ¿no os parece?.
Feliz Viernes,
Gabi