Autenticidad
Si algo nos da valor como profesionales es esa combinación de recursos de su madre, de la que Javier se siente orgulloso en Facebook y que ha logrado que todos los que hemos leído la carta de agradecimiento que Almudena (la paciente) le hizo llegar a Isa (la auxiliar de la UCI), al menos hoy, nos sintamos un poquito mejores.
Ejemplo práctico de Respeto, Empatía y Autenticidad.
Gracias Javier, Isa y Almudena.
“Hay algo que quiero compartir con vosotros….
Esta mañana, mi madre, Isabel Sanchez Casas, ha llegado del trabajo muy emocionada a casa. Para quien no lo sepa, es auxiliar de enfermería en la UCI del Hospital Carlos Haya de Málaga. Anoche estaba de guardia y fue a visitarla una antigua paciente. Se llama Almudena, tiene 22 años, y hace unas semanas sufrió un derrame cerebral. Mi madre ha sido una de las responsables de sus cuidados mientras estaba en la UCI y esta chica ha venido expresamente desde Granada para agradecérselo con la carta que aquí os adjunto.
La habré leído ya unas 4 veces y llevo toda la mañana emocionado. Ante todo, ¡me alegro de que ya estés recuperada, Almudena! Gracias por hacerme sentir aún más orgullosos de mi madre. De corazón, GRACIAS, GRACIAS y GRACIAS porque tus palabras le han dado fuerza para seguir trabajando en unas circunstancias en las que, por los malditos recortes en la Sanidad Pública, no son nada fáciles.
¡TE QUIERO!Por cierto, Almudena nos ha dado su permiso para publicar la carta.
CARTA DE ALMUDENA
“A MI QUERIDA ISA…Mi querida Isa, quería tener un detalle más personal contigo. Algo que ya intuías, pues mi madre no podía guardar el secreto. Pero yo, realmente, quiero que sea un secreto a voces y que sepa todo el mundo lo afortunada que he sido al tenerte a mi lado.
Desde el silencio de aquella habitación, he comprobado cómo te preocupabas por mí con ese amor maternal y cómo me mirabas con otros ojos, consiguiendo así que me sintiese realmente especial.
Tú dirás o pensarás que esto es innecesario, que simplemente haces tu trabajo, pero estar enferma y pasar tantos días allí, a veces te desespera cuando sientes que estás mejor y eres consciente de ello.
Tantos días allí dieron para mucho… Cómo olvidar aquella mañana en la que te propusiste lavarme la cabeza. Me regalaste hasta una pasta de dientes y me tenías guardado un peine. Esos coleteros que me apañabas y con los que tomabas tu tiempo para ponerme guapa con esas trenzas y coletas que me hacías, pero es que, además, me has aportado esa paz o tranquilidad, ese amor y hasta ese toque necesario de diversión y siempre, siempre con esa sonrisa y ese espíritu joven que desprendes.
Gracias y mil veces gracias por regalarme lo mejor de ti y por acompañarme en este camino.
Espero que algún día nuestros caminos vuelvan a cruzarse y así volver a ver tu entrañable sonrisa. Pero mientras llega, si algún día ha de llegar, quiero que sepas que ya formas parte de mí y que nunca te olvidaré mientras mi cabeza te recuerde y mi corazón siga latiendo, pues ya tienes un lugar en éste.
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