“Un atropello. Una caída a gran altura. Una rama de árbol mientras paseas. Un paro cardíaco. Un ictus. Una muerte encefálica… cualquiera, da igual cual sea la causa porque cualquiera de ellas tiene una consecuencia FATAL. No solo para la persona que lo sufre sino para todo su entorno y para todo el personal sanitario que le asiste. Nadie es nadie sin su contexto social, sin su círculo de relación, sin su red de apoyo.

Esto supone una escisión, una ruptura vital, un resquebrajo en 20.000 trocitos de nuestra seguridad, de nuestra ilusión de control, de nuestros planes y de la idea preconcebida de que la muerte existe pero no para nosotros ni para los nuestros. Un mal golpe del destino que se lleva de un plumazo todos los planes que teníamos para esa y con esa persona que ahora ya no está, o no como antes. La oscuridad, el miedo, la angustia, la INCERTIDUMBRE.

Hay ambulancias y técnicos, hay médicos y enfermeras, hay tubos y medicinas. Hay gente que entra y que sale por puertas que ahora no están tan abiertas como quisiera para poder estar cerca de ese trocito de alma que comparto con alguien. Hay mucha gente, profesionales que también sufren por mi familiar, se les nota en los gestos y en las palabras, y en cómo me miran y en como intentan abarcar el tratamiento físico de mi familiar y también mi sufrimiento. No entiendo del todo que pasa, serán estos nervios que no me dejan casi reaccionar, llamadas, mensajes, frases acertadas y no tan acertadas, hijos que necesitan una explicación que ni siquiera yo tengo. ¿Cómo voy a lidiar con todo esto si casi no sé ni contra qué estoy luchando? Necesito más información, mas esperanza. ¿Quién cuida de mí? Necesito alguien que me sostenga, porque siento que estoy cayendo a un vacío sin salida”.

Éste, es un proyecto hecho realidad gracias al Servicio de Medicina Intensiva del Hospital Universitario 12 de Octubre  y a la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma . Un proyecto en el que, por primera vez, un grupo de 6 psicólogos titulados y con formación específica en situaciones de crisis, rota por las tres Unidades de Cuidados Intensivos del hospital, dando asistencia psicológica tanto a la familia como a los profesionales sanitarios, aumentando sus estrategias de afrontamiento ante las situaciones trágicas que viven en su día a día, a través de la realización de talleres y sesiones clínicas.

Y en eso se basa nuestra asistencia psicológica: queremos ser la figura que cuide al cuidador, a esos profesionales sanitarios que están a pie de cama y también a quién sufre desde la sala de espera. Proporcionar seguridad y tranquilidad al familiar pero también apoyo y comprensión al profesional sanitario, ayudar a manejar la situación de incertidumbre desde ambas esferas, generando y estableciendo pautas para el futuro inmediato y reestableciendo en cierto grado la seguridad contextual. Escuchar las lágrimas, los miedos y la rabia ante lo sucedido sin juzgar, sin exigir ser fuerte o pedir que “no llore” porque “no pasa nada”. Quien normalice ese ovillo que ahora nos aprisiona. Somos quien debe ayudar al personal sanitario a recordar que son personas, que ellos también sienten y sufren y se ven superadas por tanta emoción negativa, tanta culpa decisional o tanto afecto desarrollado a un paciente que finalmente fallece o sale adelante siendo otra persona diferente, a recordar que tienen derecho a sentirlo y a expresarlo, a recobrar también sus esperanzas conectando con sus emociones y su frustración. A dotarles de estrategias de afrontamiento para enfrentar estas difíciles situaciones a las que se enfrentan todos los días varias veces y a poner a su disposición herramientas para aumentar y reforzar sus propias conductas.

La figura del psicólogo restablece, dentro de la situación, la necesidad de apoyo; genera tranquilidad y seguridad dentro del nuevo contexto ayudándonos a integrar y procesar lo ocurrido y construye un espacio de ventilación emocional para el sanitario que sufre ante tanta situación crítica y continuada.

Elena Berzosa Álvarez. Psicóloga Sanitaria. Experta en Intervención Psicológica en Situaciones de Crisis y Emergencia.

Marisol Martínez Ávila. Miembro del Proyecto HU-CI y Enfermera del Servicio Medicina Intensiva, Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid.