Paloma y Maria José, Maria José y Paloma.A Paloma la he conocido hoy. A Maria José hace 20 años.

Paloma pasó por la UCI hace cuatro años, al igual que María José. Paloma por un Síndrome Coronario Agudo. Maria José por complicaciones graves en su parto gemelar.

Paloma, voluntaria de Mensajeros de Salud, comenta paso por paso lo que Cristina Cifuentes nos describió hace algunos días. Pero Paloma ni ha leído, ni tan siquiera sabe quien es Cristina. “Necesitaba identificar a las personas que me atendían”. “Yo no era persona, era una enfermedad”. “No conocer el nombre de quién te trata es un SUFRIMIENTO añadido”. “Ruidos y aparatos que no sabes para que sirven”. “Hermetismo”. “Convencida de que estoy en la antesala de la muerte”. “Pido dos cosas: evita mi DOLOR y dame un trato mesurado”.

María José, médico intensivista, quince días de incertidumbre, pero ya sabía de que iba esto. Sufrió por la paciente de la cama situada a su derecha: parto distócico de un prematuro muy inmaduro un día de Nochebuena. A media tarde alguien le informa: “Tu hijo ha muerto”. Ambas, Maria José y la puérpera de su derecha, pasaron esa noche llorando: una por el hijo perdido, y María José por saber como se quiere a un hijo y el vacío absoluto que ese llanto desgarrador evidenciaba en un SUFRIMIENTO sin remedio.

Aristóteles, en “Retórica”, describe placer y dolor como la “afección del alma que advierte el VALOR que tiene la VIDA misma”. Y nuestro afable samio Epicuro, que “……son consecuencia de la realización o impedimento de los apetitos”.

Pero hay una frase en “El libro de los secretos” de Deepak Chopra que resume lo hasta aquí contado: “EL DOLOR PASA, EL SUFRIMIENTO QUEDA”.

Gracias.

Félix José Martín Gallardo.
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