Este año es el 4º aniversario del proyecto HU-CI.

Gabi Heras supo impulsar y dar forma, junto al equipo de intensivos del Hospital de Torrejón dirigido por M.ª Cruz Martín, a “un montón de ideas” que traía en su cabeza. Dio cabida y sentido a palabras tan importantes dentro de la UCI como familia, paciente y profesional, y encontrarles un sitio, el centro, alrededor del que deberían funcionar las Unidades de Críticos. Por entonces sólo eran encuestas de satisfacción que entregábamos y recogíamos. Hoy la H que pretendía estar por delante de todo ha llegado muy lejos y gracias a estas iniciativas es posible una HU-CI, con H de Humanizada. Aunque aún queden muchos pasos por dar, es una realidad que uno de los objetivos de estas unidades sea “el cuidado de lo invisible” y que todos podamos poner nuestro granito de arena.

 En lo personal he de confesar que me ha dado muchas satisfacciones, me parece admirable ver cómo se trabaja por el descanso y la comodidad del paciente que en muchas ocasiones pone en nuestras manos sus necesidades más básicas, cómo se cuida del familiar que sufre el ingreso y la estancia dándoles facilidades en las visitas, así como que se dirijan las miradas hacia las condiciones del profesional y se establezcan estrategias de mejora.

Dentro de este cambio en el enfoque es posible plantearse que un paciente crítico ya en fase de estabilización pueda salir de la unidad, por ejemplo, a ver el paisaje o respirar aire exterior, o a reencontrarse con su bebé, del que tuvo que separarse demasiado pronto y que espera sentir su calor en forma de abrazo, una caricia, o simplemente agarrar con la poquita fuerza que tiene el dedo de mamá a través de la ventana de la incubadora de la UCI pediátrica… en ese momento entiendes que no hay nada que pueda acelerar más la recuperación de ambos que darles la posibilidad de estar juntos.

En lugares como éste, en el que las situaciones críticas hacen que se vivan momentos duros, también hay lugar para la magia, instantes donde el alma del paciente crítico, del familiar y de todos los que aquí trabajamos encuentra la calma. Cada vez hay más servicios de medicina intensiva que siguen el ejemplo del Hospital 12 de Octubre donde los “MIR” o músicos internos residentes se integran en la unidad como parte de un proyecto dirigido por Juan Carlos Montejo y en el que se apuesta por la “música en vena”. Una canción, de la misma manera que nos acompaña en la tristeza o nos recuerda el mejor de nuestros momentos, es capaz de bajar nuestra frecuencia cardiaca e influir en muchos otros parámetros fisiológicos y biológicos, efectos todos positivos para el que acompaña, el que cuida y que facilitan la recuperación del paciente.

Como diría Gabi, no hay nada más poderoso que un alma en llamas, es el momento de trabajar con H de Humano y con H de Heart. Felicidades a todos los que lo estáis haciendo posible.

Por M. Victoria Trasmonte Martínez