Considerando que existe un vacío de información en cuanto presencia de síntomas afectivos en profesionales de la salud en general y el creciente número de personal sanitario que demanda atención médica de este tipo, es imprescindible dirigir el interés a la evaluación de los factores que inciden en la salud mental de profesionales que atienden a pacientes en estado crítico.
El postgrado de Terapia Intensiva y Medicina Critica a través de la Unidad de Cuidados Intensivos “Dr. Fernando Gabaldón” de la Universidad de Los Andes, en Mérida (Venezuela) lleva la iniciativa multidisciplinaria de un estudio no experimental, descriptivo, correlacional y multicéntrico, para determinar la frecuencia de síntomas de depresión, ansiedad y estrés en médicos que trabajan en cuidados intensivos involucrando personal de salud activo en UCI nacionales e internacionales. A través de una encuesta electrónica anónima, le invitamos a aportar datos para logra un análisis minucioso de esta investigación.
Nos comprometemos de antemano a hacer llegar la versión final de sus resultados al culminar el estudio y le invitamos a hacer llegar este mail entre médicos de su servicio, a fines de aumentar los participantes de la investigación. Hasta el momento, tenemos 135 resultados.
Buenas tardes a tod@s.
“Eres real”. Así titula Ana Pastor un artículo de opinión que publicó el sábado 16/4/16 en “el Periódico” http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/eres-real-5058108. Me lo hace llegar una persona excelente, por ello excelente enfermero, F. Millán.
Es toda una antología al trabajo de cuidar en sanidad. Describe con minuciosidad, paso a paso, con rigor y con un desbordado cariño, como un@s profesionales se ocuparon de cuidar a su madre ingresada, y de que manera esa ocupación rebasaba con mucho lo que en un “contrato” queda recogido.
“Te sentaste a su lado. Muy cerca. Y le hablaste de resistir. De pelear contra el miedo. De no dejarse vencer nunca por él. Aunque duela. «Mírame mientras te hablo», le decías. Cuando terminaste te acercaste más a ella muy despacio. Y le diste un abrazo muy sentido. Porque te quedaste rodeando su cuerpo quejumbroso un buen rato”. De este modo describe el COMPROMISO HUMANO que vinculó a la enfermer@ con su madre. Y concluye su artículo: “Y no era tu madre. Era la mía. Y yo miraba la escena pero no sabía cómo darte las gracias. Podrías llamarte María. O Sofía. Existes. Eres real. Y no. No solo es tu trabajo. Hay cosas que no se pueden explicar. Pero yo te he visto hacerlas. Aunque yo no sepa cómo darte las gracias”.
Sin duda, la presencia de “síntomas” afectivos no solo aluden a los que nos impiden el adecuado desarrollo de nuestro trabajo. También los que se contraponen a estos en la dedicación y compromiso diarios.
En la historia de la filosofía tenemos un mosaico ejemplar de actitudes diversas respecto al COMPROMISO, tanto desde la perspectiva vital como desde la meramente especulativa. Daré tres referencias: Sócrates, Kant y Hegel. Sócrates es un caso excepcional de fidelidad al compromiso adoptado desde la perspectiva vital. El hombre está, para Kant, dividido en dos planos: voluntad y razón pura práctica (una versión del dualismo platónico). El compromiso sería para Don Immanuel sobre todo moral, y consistiría en la adhesión incondicionada al puro deber por encima de las inclinaciones, con carácter netamente racional. Y para Hegel, la parte ínfima de la insignificancia del hombre frente a lo ABSOLUTO, no tiene otro modo de fidelidad a si mismo que adoptando el compromiso con todos sus congéneres.
Gracias.
Félix José Martín Gallardo.
swx20088@gmail.com