Recientemente 4 Sociedades Científicas de intensivos, han lanzado un llamamiento sobre el síndrome de “burnout” de los profesionales del enfermo crítico.

 

The American Association of Critical-Care Nurses, the American College of Chest Physicians, the American Thoracic Society, and the Society of Critical Care Medicine, publican de forma conjunta un documento cuyo objetivo es difundir y dar visibilidad al “síndrome de desgaste profesional” (SDP) o lo que se ha venido a llamar una pandemia silenciosa.
Los autores ponen en evidencia el impacto de este síndrome, que afecta al 45% de los 10.000 médicos intensivistas y aproximadamente a un tercio de los 500.000 profesionales de enfermería de EEUU y cuyas cifras son todavía más elevadas en el ámbito de la pediatría.
El SDP o de forma más coloquial “el estar quemado” es una enfermedad profesional que se caracteriza por 3 síntomas clásicos: agotamiento emocional, despersonalización y sentimientos de baja autoestima profesional. Este síndrome puede tener consecuencias muy negativas no solo para los profesionales que lo sufren, sino también para los pacientes y para las propias instituciones. El síndrome impacta a nivel personal y profesional, pudiendo derivar a un síndrome de estrés postraumático y a otros trastornos psicológicos graves, e incluso al suicidio. Además influye en la calidad de los cuidados, los resultados sobre el paciente, y la satisfacción del paciente, y se relaciona con el recambio de profesionales en las organizaciones.
Entre los factores contribuyentes destacan las características personales individuales, los factores ambientales y organizacionales. Estos de forma directa o a través de síndromes intermedios, todavía menos conocidos como el “distrés moral”, la percepción de ofrecer cuidados inapropiados o la “fatiga por compasión” pueden derivar en un SDP.

 

Pero además aportan la visión desde la psicología positiva buscando la motivación de los profesionales (“engagement”) y la necesidad de crear organizaciones saludables y resilientes (HERO), definidas como aquellas organizaciones que llevan a cabo acciones sistemáticas, planificadas y proactivas para mejorar el proceso y los resultados tanto de los empleados como de la organización. Se caracterizan por mantener un ajuste positivo, saliendo fortalecidas en situaciones adversas y obtener resultados favorables en condiciones de trabajo bajo presión. En España, toda una referencia en el tema es el equipo de investigación WoNT de la Universidad Jaume I, liderados por Marisa Salanova. Todo ello es absolutamente aplicable a la Medicina Intensiva.

 

El documento hace una llamada a la acción, con el objetivo de reducir el SDP y sus consecuencias, implicando a todos los grupos de interés:
Los profesionales del enfermo crítico y sus familiares. Los profesionales deben implicarse en su propio cuidado, reconociendo de forma precoz los síntomas y utilizando los recursos y estrategias de soporte a su alcance. Los familiares y amigos pueden constituir una fuente de apoyo, detectando situaciones de riesgo y entendiendo los síntomas y consecuencias del síndrome.
– Los Líderes de las UCI, Jefes de Servicio y Supervisores, deben conocer la incidencia del síndrome en sus unidades y velar por ofrecer las mejores condiciones ambientales con modelos organizativos innovadores que puedan reducir el síndrome y motivar a los profesionales.
– Los Gestores de las Organizaciones deben contemplar la tasa de recambio profesional como un indicador de calidad relacionado con una ambiente laboral saludable y favorecer las condiciones que reduzcan al máximo el desgaste profesional.
– Las Agencias de Financiación deben promover la investigación en este área, hasta ahora poco promocionada y que se debe desarrollar para dotarse de evidencia científica.
– Las Sociedades Científicas deben facilitar la difusión y formación de estos síndromes a sus profesionales
– Las Universidades responsables de la formación de las profesiones sanitarias deben incluir en sus itinerarios formativos el reconocimiento, prevención y tratamiento del SDP y entrenar competencias para su afrontamiento
– Los Pacientes y Asociaciones de pacientes pueden ayudar a dar visibilidad al síndrome, formando a pacientes y familiares en como interactuar con los profesionales de forma efectiva reduciendo los factores que favorecen el SDP.
– Los Organismos Oficiales y las Políticas Sanitarias deben trabajar legislando y regulando aspectos que pueden reducir el SDP en los profesionales del enfermo crítico, mejorando el cuidado de los pacientes y reduciendo los costes asociados con el recambio profesional.
Todo lo anterior está en clara consonancia con los objetivos establecidos en la línea 6 “Cuidados al profesional” del Plan de Humanización de Cuidados Intensivos de la Comunidad de Madrid, liderado por el Proyecto HU-CI.
Sus líneas estratégicas establecen la necesidad de dimensionar el impacto del SDP en la UCI, fomentar su detección y reducir las consecuencias negativas sobre los profesionales sanitarios, sobre los pacientes y las propias instituciones.
Además incluye entre sus acciones específicas elaborar un manifiesto o declaración de las sociedades implicadas en el que se reconozca la importancia del cuidado del profesional.
Las Sociedades Científicas americanas ya han dado este primer paso.
Jefe de Servicio de Medicina Intensiva
Vicepresidenta de SEMICYUC