Una jornada intensa de trabajo, pero con unas formas absolutamente diferentes a las que estamos acostumbrados en las UCI.
Lo primero, alucinado por la puesta en escena: un espacio amplio, amable y colorido que invitaba subjetivamente al buen rollo.
Lo segundo, más de 40 personas en el Colab de Salud que provenía de diferentes ámbitos (profesionales sanitarios, industria farmacéutica, miembros de ONG´s y asociaciones de pacientes) y con las mismas ganas de aportar sus ideas acerca del cambio de paradigma actual sobre el empoderamiento del paciente.
Ana Urrutia habló desde la bioética del cuidado: Autonomía, consentimientos informados, transversalidad en la gestión, y sobre todo, la importancia de la dignidad de las personas.
Víctor Rodriguez, de la importancia de la experiencia del paciente y su opinión, así como el trabajo a largo plazo para generar un cambio consistente, independientemente de políticas.
Y de ahí, todos a trabajar en grupos reducidos. Casi sin darnos cuenta y con la facilitación de los chicos de Designit (vía método manual thinking), se crearon 6 planes de cambio a la vez que tomábamos café, charlábamos y creábamos en un ambiente absolutamente distendido, pero muy poderoso.
A mi me tocó participar en el grupo que tenía que pensar la manera de sentar a todos los actores implicados en el empoderamiento del paciente, y transversalizar la gestión.

