Hola a tod@s, mis queridos amigos.
Hace unos días, Fabiana Ciccioli desde Argentina escribía una precisa reflexión: OPEN MIND = OPEN DOOR.
“Si abrimos nuestra mente a otros paradigmas, las puertas de nuestras UCIS se abrirán solas.
Si nos ponemos por un momento en la piel de una mamá que deja su bebe y que le rebosan las tetas de leche por no poder alimentarlo lo entenderemos.
Un día en una conferencia me preguntaron cuánto tiempo se puede abrir la visita en la UCI. Le pregunte al asistente si tenia hijos y como me dijo que sí, le repregunte: ¿Cuánto tiempo querrías estar con tu hijo en la UCI?. Su respuesta fue 26 horas al día. No hizo falta preguntar nada más.
Sé que las características arquitectónicas de nuestras UCI no son las adecuadas porque no tenemos habitaciones individuales, tampoco tenemos muchas enfermeras ni médicos, ni aparatología y la familia se puede percatar de nuestras deficiencias.
Pero también se que los beneficios de abrir las puertas van mas allá del beneficio a la familia y al paciente. Estoy convencida que nos hace bien a nosotros como personas porque nos acerca a nuestra esencia, porque dar amor siempre vuelve.
Hoy una mama le dio la teta a su bebé en nuestra unidad y nos hizo muy felices. Estoy tremendamente orgullosa del equipo que tenemos. Estamos cambiando los paradigmas. Estamos volviendo a las raíces. Estamos siendo protagonistas de este cambio.”
Y ese mismo día, Ibone Olza me mandó el post “Lactancia contra pronóstico”, publicado en su blog.
Su experiencia vivida en 2010 fue publicada en el siguiente artículo: Breastfeeding following emergency peripartum hysterectomy. El artículo acababa con una recomendación: “la necesidad de que en todos los casos se valore la posibilidad de reunir a madre y bebé incluso cuando la madre está en la UCI, con el convencimiento de que este reencuentro puede acelerar además la recuperación materna.”
Esta imagen de otra madre (Crystal Irving Thibeault) amamantando a su bebé en la UCI y su testimonio lo corroboran:
“Una enfermera me ayudaba a amamantar a mi hijo el primer día de su vida mientras yo estaba en la UCI después de su nacimiento. En ese momento yo era tetrapléjica y sólo podía sentir su suave cabello y la piel cuando me lo ponían a mi cuello para abrazarlo. La lactancia materna es la razón por la se le permitió quedarse conmigo en el hospital durante 5 meses, mientras yo vivía en la unidad de rehabilitación física para aprender a caminar de nuevo (complicaciones de cuando él nació). A los 16 meses sigo amamantando a mi bebé”.
Hoy festejamos esto. Porque en todas las partes del mundo, siempre se puede intentar un más difícil todavía.
Feliz Jueves
Gabi