La humanización vende.

Es así.

Poner una “H” está de moda, es lo que huele a nuevo, lo que ahora se lleva, lo que siendo gestor hace que huyan las dudas sobre la implicación en cuidar bien y mejor a los humanos.

Pero de tanto usar la “H” hay cosas que quizá tengan riesgo de perderse o evaporarse como un humo que también se viste con esa nueva “H” que todo lo perfuma.

¿Dónde estamos? ¿Qué esperamos? ¿Estamos poniendo en duda al profesional? ¿Es que hasta ahora no estábamos humanizados? ¿Es todo cuestión de poner juntas las manos y hacernos la foto?

Sin duda debemos ser cuidadosos con lo que parece que surge del sentido común. Tratémonos mejor y tratemos mejor, nadie puede negar que eso sea necesario. Pero también debemos ser críticos. Crear un cuerpo de evidencia, signifique lo que signifique eso, que permita no solo dar sentido a lo que se propone sino también confirmar que lo propuesto es válido, útil y no solo está bien para ser noticia en el telediario. Más de uno y de dos están dispuestos a decir en voz alta que aquellos que defienden la humanización “no lo saben aún, pero están equivocados”.

UCI de puertas abiertas pero sobre todo UCI de puertas atentas. Atender es un verbo versátil que está dispuesto a ser también “humano”. Atender es un verbo sensato que hasta para conjugarse nos hace pensar un rato.

Seamos valientes siendo soñadores sensatos.

Os invitamos a leer esta revisión sobre humanización en intensivos pediátricos, que para saber hacia dónde ir no está de más tener claro desde dónde empezamos.

Un saludo, Alberto.

PD: gracias Gabi por tolerar mis impertinencias. O algo.