Hace poco me llamó un amigo que trabaja en una UCI de adultos. Había estado rotando en nuestra UCI pediátrica hace unos años:

– “Hola Javi, perdona que te llame en horas de trabajo pero es que una compañera de la UCI lo está pasando fatal. Tiene a su hija pendiente de una intervención en vuestro hospital que se suspende una y otra vez por falta de camas. ¿Qué le puedo decir?”.

– “Hola. Me encantaría poder ayudar, comprendo su angustia. Pero no depende de nosotros. Tenemos 11 camas de UCIP, y un programa quirúrgico muy ambicioso. La prioridad de los pacientes que se operan se decide en una mesa quirúrgica, pero muchas veces hay más programados que camas disponibles. La presión por las camas es muy fuerte”.

-” ¿Ah sí? Pero si ya no hay bronquiolitis, ¿no?”.

-” No, que va. En invierno se hacen muchos planes de ampliar pero luego llega el verano y se olvidan”.

-” ¿Y se puede hacer algún apaño?”.

-“Sí, a veces se han hecho, pero es perjudicial para los pacientes. Niños de 2, 4 o 6 meses han ingresado en la unidad neonatal. Otras veces a los niños mayores, recién operados de escoliosis, les han llevado desde el quirófano a la UCI de adultos en UVI móvil, por la calle, y otros pacientes se tienen que derivar a otros hospitales”.

” ¿Y… cómo lo estáis llevando?”.

– “Pues mal. Los cirujanos se desesperan porque no saben la previsión de camas. Los anestesistas nos preguntan cada mañana si pueden dormir a los pacientes. Hay mucha crispación, y acabamos teniendo enfrentamientos con compañeros de otros servicios”.

-“¿Y qué dice vuestro jefe?”.

– “Pues ha presentado muchos planes de ampliación, ha solicitado una unidad de intermedios múltiples veces pero no ha conseguido nada. Y ahora ha dimitido porque la dirección no ofrece ninguna solución a este problema y ha llegado a decidir ingresar a pacientes quirúrgicos en la UCIP sin contar con él, ocupando la cama de urgencias. Es una pena que terminen así 40 años de relación con el hospital pero por lo menos nos ha dejado un ejemplo de coherencia”.

– “¿Y qué dice la gerente?”.

– “Le escribimos una carta y vino a escucharnos. Reconoció que tenemos un problema pero nos dijo que la creación de una unidad de cuidados intermedios o la ampliación de la UCIP no era una prioridad y que no había presupuesto”.

-“¡Hombre! ¡Algo habrán hecho…!”.

– “Sí, reformaron una unidad de recuperación postanestésica para solucionar la lista de espera de las cirugías leves pero no está funcionando, y allí no pueden ingresar los niños que requieren cuidados intensivos, ni los pacientes crónicos o con patología médica”.

-“¿Y cómo crees que se podría arreglar?”.

– “Una unidad de cuidados intermedios sería ideal para tratar a los pacientes crónicos y atender postoperatorios cortos también.

-“Vaya, pues mucho ánimo, ¿eh?”.

– “Gracias. Ánimos para tu amiga también”.

¿Tenéis cama en UCIP?

No, pero tenemos una UCI de puertas abiertas 24 h antes de que empezara el Proyecto HU-CI, y musicoterapeutas, profesores, voluntarios y payasos que nos alegran la vida.

Y sacamos a los pacientes a pasear cuando podemos.

Y tenemos un DVD portátil por cama.

Y auxiliares y enfermeras que les regalan dibujos, hacen manualidades y juegan con ellos al parchís.

Me alegro…pero ¿hay cama?

No, pero hemos pedido una consulta para poder atender el síndrome postUCI y no ver a los pacientes en el pasillo, pero la dirección nos la ha denegado.

Fantástico…¿pero tenéis cama?

No. Pero somos el servicio mejor valorado por los residentes de pediatría.

¿Y cuándo vais a tener cama?

No sé… pero: ¿nos ayudas a que tengamos?

Javier Urbano Villaescusa, MD, PhD en nombre del Servicio de Cuidados Intensivos Pediátricos. Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Madrid, España.