Hola a tod@s, me llamo Yurena Montoro, soy médico
intensivista en la UCI
del Hospital General de Requena.
Todos sabemos que ponerse enfermo es una situación nueva y
no deseada que altera nuestro devenir vital, personal y familiar, y que cuando
implica un ingreso hospitalario especialmente en una unidad de cuidados
intensivos, provoca miedo y sufrimiento.
La mayoría de los que nos dedicamos a
esta profesión lo hacemos por verdadera vocación y sabemos que atender a un
paciente significa no sólo calmar su dolor físico y tratar adecuadamente su
patología orgánica, si no también aliviar su sufrimiento, tratándolo de forma
integral, viéndolo como una persona. En las UCIs, por sus particularidades a
veces se complica esta parte de nuestro trabajo, la de humanización del
cuidado.
Pero hacerlo es posible, y es nuestra responsabilidad, y todos
nuestros pacientes y sus acompañantes se beneficiarán de él. No deberíamos
olvidar nunca la esencia de lo que nos hizo empezar este camino: curar cuando
podamos, y cuando no podamos, aliviar y acompañar.
Quería compartir con vosotros el resumen de un pequeño
trabajo de investigación que realizamos en varias UCIs de Valencia intentando
averiguar qué hacía sufrir a nuestros pacientes y sus familiares durante su
ingreso en la UCI
y cómo lo afrontaban.
Nuestra población de pacientes fue un grupo de hombres de
mediana edad con patología médica, coronaria y quirúrgica de gravedad moderada,
y sus cuidadoras fueron fundamentalmente sus esposas e hijas.
Objetivamos que aunque
las familias confiaban en nosotros y en nuestro trabajo como profesionales
sanitarios, claramente sufrían más los familiares que los pacientes, por la
gravedad de los diagnósticos y lo inesperado de la situación. Esto les provocó
miedo y ansiedad, y manifestaron que lo sobrellevaban mejor apoyándose primero
en la información del equipo sanitario y segundo lugar en el entorno y amigos.
¡¡
Mirad lo importante que es la información adecuada en fondo y forma para las
familias!! ¡¡ Es su primera estrategia de afrontamiento del sufrimiento !!.
Lo
que nos llamó la atención en los pacientes, fue que aunque también nos decían
que sufrían, comparativa y cuantitativamente, lo hacían en menor grado que los
familiares. Objetivamos que en los pacientes ¡¡sólo podíamos atribuir un 16.3%
de la variación de la sensación de sufrimiento al dolor físico!! Y si “ese” se
trata con analgésicos, entonces, el resto del sufrimiento, el 83,7% del
sufrimiento restante de nuestros pacientes, ¿cómo se trata?.
Pues se trata con
humanización. Lo tratamos presentándonos, explicándole al paciente qué le pasa,
qué le vamos a hacer y por qué, dejando que participe como un adulto en la toma
de decisiones, respetando qué decide aunque no estemos completamente de
acuerdo, preguntándole qué necesita, permitiendo un horario más flexible de
visitas en aquellos pacientes en los que se pueda llevar a cabo.
Lo tratamos
recordando que tenemos en frente a otro ser humano que está asustado y es
vulnerable y que merece ser tratado con respeto, exactamente igual que nos
gustaría ser tratados si nosotros estuviésemos en la misma situación.
Para aquellos que tengáis interés en leer el trabajo en su
totalidad, viendo todas las variables y gráficas que recogimos en las
encuestas, os dejo el link del trabajo que se publicó recientemente en la web
del Observatorio de Bioética de la
Universidad Católica de Valencia.