Capítulo 1: ¿Qué hace un chico como tú en un sitio como éste?

He de reconocer que cuando me hablan de la profesión sanitaria como algo vocacional suelo poner cara de póker. De pequeño quería ser futbolista, de adolescente pasármelo bien y más adelante simplemente estudiar algo que me gustara más que la física. Elegí estudiar Medicina sin tener referentes en mi familia, fue algo natural pero sin una convicción personal muy arraigada. Disfruté en la universidad, más por los compañeros que por lo aprendido en las clases; creo que fue un trámite necesario para poder iniciar mi camino como médico. Escogí la especialidad de Medicina Intensiva por consejo de un amigo, y le sigo dando las gracias por su recomendación. Me apasiona el trabajo en equipo, la atención al paciente crítico, la comunicación con el paciente y su familia, la tecnología sanitaria, la coordinación con otros servicios, la innovación.

Poco a poco fui descubriendo la parte humana de nuestra profesión. Me refiero no sólo a la relación con las personas enfermas sino también el respeto a la opinión del personal de enfermería y de otros colegas, al compromiso con la institución y con la comunidad a la que prestamos nuestros servicios. Es entonces cuando descubrí mi vocación. Me gusta ser médico porque me permite ayudar, tanto con la aplicación de la tecnología como con la palabra, con la actitud. Ahora sí, estoy seguro de que escogí adecuadamente.

El estudio y aplicación de lo relacionado con la Bioética clínica, con la toma de decisiones compartida, con la limitación de tratamientos, con los cuidados al final de la vida, con la planificación de cuidados…supuso un enriquecimiento personal y el inicio de otra etapa. Protocolos y recomendaciones, cursos, comités de ética, tesis doctoral, etc. Más estudio, mucho trabajo y mayor satisfacción. Soy inquieto y siento la necesidad de buscar, de no quedarme anclado en la posición más cómoda.

El contacto con el ámbito de la atención paliativa me ha permitido conocer a profesionales excelentes, descubrir una parte de nuestra profesión llena de retos y tareas por hacer, que trasciende lo puramente sanitario y se integra en la comunidad, en el domicilio de familias que cuidan a personas enfermas en la última etapa de su vida. Médicas, psicólogos, enfermeras y trabajadores sociales que no solo cuidan o tratan síntomas sino que también diagnostican, tratan, investigan, acompañan y se comprometen con la búsqueda de la excelencia. Al igual que en las UCI, no sólo se cuida y por ello es injusta la denominación. Medicina Intensiva y Atención Paliativa.

Esta semana he comenzado otra etapa de mi vida, profesional y personal. Voy a continuar mi labor como médico fuera de la UCI, integrado en el equipo de Atención Paliativa de nuestra organización. Un reto y un orgullo. Ha sido una semana de explicaciones y presentaciones, pero me he dado cuenta que la mayoría de personas me decían “Ah, qué bien, no me extraña, a ti siempre te ha gustado eso de los cuidados, seguro que te va a gustar…”

Y me gusta cuidar, soy médico por vocación.

Por Iñaki Saralegui