Capítulo 2.- Curar a veces, cuidar siempre
Conchi está nerviosa, preocupada. Apenas ha dormido en los últimos días. Su querido Francisco está cada vez peor, respira con dificultad y responde lentamente a las preguntas
– No le veo nada bien…pero confío en que me ayudéis a cuidarlo aquí, en casa, hasta el final. Es lo que quería, como sus padres. En casa, con los tuyos y con tus cosas.
– Entre todos vamos a intentarlo, lo primero es que Francisco no lo pase mal, y que tú estés acompañada.
– Sí, mi hija viene ahora, y por las noches viene mi sobrino, que es enfermero. En ese sentido estoy muy tranquila, y además estáis vosotros. No sabéis cómo tranquiliza teneros aquí y que podamos llamar por teléfono si las cosas empeoran.
Preparamos la medicación, la rotulamos y dejamos las instrucciones necesarias para su administración. Para el dolor, por si se pone nervioso, en caso de que respire con mucha dificultad…y siempre acompañado de quienes más le quieren.
En unas pocas visitas a domicilio con el equipo de Cuidados Paliativos cualquier persona puede apreciar que nuestra labor es importante: tratando los síntomas, ajustando la medicación, etc. Pero lo realmente importante es el acompañamiento, la palabra, el abrazo. Como dice un médico del equipo, nuestra labor es no estorbar, estar presentes y favorecer el cuidado de la familia.
En mi caso la participación en el cuidado de personas con enfermedad avanzada en situación de últimos días me hace reflexionar sobre el papel que tenemos los sanitarios con el paciente y con la familia. Es un aprendizaje estupendo que me hace reflexionar y convencerme aún más que en el ámbito de los pacientes críticos y las unidades de Medicina Intensiva, nuestro papel debiera ser más colaborativo. Por supuesto que es necesario ampliar los horarios de visita, pero también es imprescindible cambiar la mirada para permitir que la familia pueda participar en los cuidados de la persona enferma. Es un papel que no sólo debemos permitir sino también promover. Practicar una medicina centrada en la persona enferma requiere prestigiar el cuidado, sea cual sea el ámbito de actuación.
Todo ello da sentido a nuestra profesión.
Por Iñaki Saralegui
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