Hace pocos días veíamos en las redes un post de Arturo Arias en el que decía textualmente “Cada vez q abrimos más las puertas de mi HUCI….me pregunto: ¿Cómo fui capaz de haberlas cerrado x tanto tiempo…???”.

Probablemente, y habrá que estudiarlo pronto, muchas unidades de Cuidados Intensivos hayan empezado a dar pasitos hacia una mayor apertura. Los beneficios presentes en la literatura científica de los últimos quince o veinte años, se están trasladando a la realidad de nuestras UCI a un ritmo creciente e imparable en los últimos tres años.

Los que se encuentren en ese proceso de apertura, seguramente tiraron de bibliografía de las famosas “guías de Davidson de 2007” donde encontraron pautas para avanzar en sus propósitos.

Hoy, una década después, y recién salidas del horno, nos encontramos con las “nuevas guías de Davidson”.

Convencidos de la importancia que el impacto de una enfermedad crítica tiene para los familiares, y de cómo la atención a los familiares repercute en los resultados del propio paciente, Judy Davidson junto a un numeroso panel de expertos de todo el mundo, presentan un grupo de recomendaciones e intervenciones estructuradas para dar soporte a los familiares de los pacientes críticos.

En palabras de los propios autores, estas guías no son una actualización de las anteriores, sino que suponen el resultado de un nuevo y más riguroso análisis. Representan el “estado del arte” desde una perspectiva científica, sobre apoyo familiar y cuidados centrados en la familia. Con una metodología rigurosa de selección de bibliografía y de análisis crítico de la misma, expertos internacionales definieron las principales preguntas (PICO) a responder y mediante un proceso de gradación de la evidencia (GRADE) presentan sus resultados. Este equipo fue complementado, como no podría ser de otra forma, con la incorporación de la perspectiva de pacientes y familiares en distintas fases del proceso de revisión, análisis y desarrollo de recomendaciones.

Lógicamente, no nos encontraremos con recomendaciones basadas en ensayos clínicos doble o triple ciego, porque sería un error ese tipo de diseños para este tipo de estudios (como lo son para demostrar la eficacia de un paracaídas). Pero sí encontramos una exhaustiva síntesis de más de doscientas setenta publicaciones que contienen el conocimiento actual sobre el tema.

Las guías se encuentran estructuradas en cinco bloques principales que abarcan:

  1. Presencia familiar en la UCI
  2. Soporte familiar
  3. Comunicación con los miembros de la familia
  4. Uso de consultas específicas y miembros del equipo de la UCI
  5. Aspectos operativos y ambientales

Cada uno de los bloques recoge una serie de recomendaciones sintetizadas, junto a una detallada justificación de las investigaciones en las que se soportan cada una de ellas. Las buenas prácticas que se identifican y exponen pueden ser la base para el desarrollo local de procedimientos adaptados a las particularidades de cada entorno.

Pero no solo tienen el valor de síntesis de estas recomendaciones, sino que plantean, con gran acierto, numerosos aspectos en los que sigue existiendo incertidumbre y en los que se precisa enfocar la investigación futura.

Y si el documento en sí no tiene desperdicio, no te pierdas algunas de las “herramientas” que se proponen en el mismo y que aparecen enlazados como apéndices electrónicos (aunque de ellos hablaremos otro día).

Y como dirían los de Triana y para acercarnos al toque andaluz que tendrán las próximas III Jornadas de Humanización de los Cuidados Intensivos #3JHUCI:

“Abre la puerta niña, que el día va a comenzar…”

Por José Manuel Velasco