Imagino entre ustedes a muchos fieles seguidores de los resúmenes dominicales de Miguel Ángel Máñez. Hoy nos viene a la memoria puesto que, de aquí como de sus posts, surgirán varias propuestas de lectura.

Hace pocos días nos presentaba Javier Padilla  en su fantástico blog médico crítico una reflexión que titulaba “Contra la humanización® de la asistencia sanitaria” y venía a denunciar a groso modo el hecho de que aquellos que, por sus puestos en la administración, tienen (o han tenido) la potestad de propiciar un sistema sanitario más humano sin hacerlo (o haberlo hecho), se sumen ahora a la ola “en forma de burbuja”  de la humanización sin merecerlo. La opinión de  Javier Padilla  fue contestada vs complementada con otras dos entradas

[1] y [2] de Rodrigo Gutiérrez en Regimen Sanitatis 2.0, donde se hacen algunas precisiones que simplemente me hacen pensar que bienvenida sea cada iniciativa en este sentido.

Creo que a esta altura, a ninguno de nosotros nos bastará oir palabras vacías repetidas como eslóganes publicitarios para creer que con mencionarlas el trabajo está hecho. Esas palabras deberán ir acompañadas de hechos, pero igualmente deberán precederlos, puesto que serán la base para la planificación del trabajo por hacer. Y así entiendo y valoro iniciativas, entre otras, como el Plan de Humanización de la Comunidad de Madrid que no serviría de nada si se quedara en otro de tantos papeles que descansan en cajones o estantes. O como otras campañas y estrategias puestas en marcha, probablemente algunas para no perder el tren. Los que han propiciado su creación han tenido el valor de asumir el compromiso que lo recogido en ellos representa. Compromiso vacío, si no se acompaña de los medios que faciliten su cumplimiento. Ahora toca trasladar lo planificado al tajo y esa será la prueba del algodón de la limpieza del mensaje previo.

Y al margen de tan interesantes y necesarias reflexiones sobre el “ni contigo ni sin ti” que diría Sabina, nos llegan datos de un interesante estudio con más de seis mil pacientes en el que se pone de manifiesto la relación entre el cumplimiento de un paquete de medidas (llamémoslas humanizadoras) con una disminución de la mortalidad, del delirio y de los días de coma. “Bundles” que en otros aspectos (Neumonía o Bacteriemia Zero) propiciaron adopciones de cambios en la práctica clínica ante los efectos positivos que probaron tener. Argumentos desde la “ciencia” para los político-escépticos que, por otro lado, no hacen más que etiquetar de “evidencias” lo que ya antes podríamos considerar como “evidente”.

Como evidente ha resultado esta noche que el acompañamiento familiar (una de las medidas incluidas en ese paquete) no solo puede prevenir el delirio, sino que minimiza sus “efectos desagradables”. Y esta noche ha evitado, lo que en otra situación habría desembocado en una sujeción física, innecesaria ahora. El paciente que tengo al lado, ha pasado gran parte de la noche confundido, a ratos asustado e intranquilo cazando musarañas. Probablemente, si no lo hubiera acompañado su hijo habría acabado atado. Pero con él estaba más tranquilo y le sonreía cuando veía telarañas, bichos y unas cortinas raras. Y sonreímos juntos.

Es mi padre.

José Manuel Velasco