La vida a veces se puede resumir en una carta. Carta de bienvenida, carta de despedida.
Igual que la vida a veces las diferencias también tienen sitio en el mismo espacio. Las cartas están en desuso, está claro, pero también es claro que aún nosotros, los sanitarios, seguimos tirando de este concepto para dirigirnos al editor de determinadas revistas. Esa carta es para él o ella pero en realidad es para todos los que quieran leerla. Probablemente sea para todos los que quieran leerla y el editor sea la excusa.
Para llenar una hoja en blanco suelen ser útiles dos cosas: ojos y oídos. El orden puede dar igual. Nosotros trabajamos rodeados y no hay nada más alerta que alguien así. Oír y ver forman parte de nuestro trabajo y ya queda en nosotros cristalizar eso en algo concreto.
Las cartas a veces son cristalizaciones, aunque suene demasiado elevado, demasiado ridículo. Pocas veces cambian nada pero conque caiga algún cambio el que la escribe ya tiene más grande la sonrisa.
Os invitamos a que antes de leer esta carta hagáis un ejercicio de escucha. También se escriben cartas para pedir cosas e incluso para pedir regalos. Esas cartas las suelen escribir los niños y aunque muchos de vosotros trabajáis con adultos quizá estáis equivocados.

 

Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos