Recientemente se ha publicado en la sección What´s new in Intensive Care de la revista Intensive Care Medicine el articulo Adjuvant therapies in critical care: music therapy.

Los autores reflexionan sobre la creciente instauración de la música en las UCI, con el objetivo de reducir la ansiedad y el dolor de los pacientes.

Se hace distinción entre música (patient-directed music interventions) y musicoterapia (music therapy), con objetivos diferentes y que básicamente radica en que la relación de ayuda la ejecute un profesional acreditado en musicoterapia.

En su revisión de la literatura, la mayoría de los estudios han desarrollado intervenciones musicales dirigidas a pacientes, preguntándoles el tipo de música mediante un cuestionario y duración de la intervención o bien en un periodo de tiempo entre los 20 y los 60 minutos. No se sabe cuál es la mejor música a interpretar o si es preciso componer una concreta, pero debe compartir una serie de características: ritmo lento (60 a 80 latidos por minuto, como la frecuencia cardiaca normal), un entorno tranquilo y con luz reducida o incluso uso de antifaz.

En cuanto a la evidencia: la música ha demostrado reducir la frecuencia respiratoria, la cardiaca y la presión arterial como respuesta a la reducción de hormonas de estrés. En un ensayo clínico aleatorizado, demostró reducir la ansiedad y dosis/intervalos de sedación en pacientes que recibían ventilación mecánica, pero no mostró superioridad contra unos cascos reductores de ruido. Además, el estudio fue criticado por tener varias limitaciones.  En otro estudio publicado en Critical Care Medicine, no encontraron estos hallazgos y no se demostró reducción de la ansiedad, mayor relajación o mejora de los parámetros fisiológicos.

Los autores citan las iniciativas Music Care de París (Francia) y MusiCure de Copenhage (Dinamarca). El grupo Family Centered Intensive Care de Holanda también está desarrollando esta iniciativa.

En nuestro medio y en América Latina, sabemos que el 42% de las 103 UCI que han rellenado el formulario de Buenas Prácticas en Humanización de Proyecto HU-CI llevan a cabo intervenciones musicales o musicoterapia. De todos conocida es la labor de Música en Vena o Músicos por la Salud, pero hay muchísima más gente trabajando por llevar música a los hospitales y musicoterapeutas reconocidos, como Patxi del Campo o Javier Alcántara y Aránzazu Benitez. Y ponemos especialmente en valor las emocionantes intervenciones llevadas a cabo en Venezuela, Bolivia, Colombia, Argentina, Ecuador o Perú, que sin grandes estructuras organizadas ni medios económicos, se han sumado a esta #benditalocura.

La música como terapia, ya sea de una u otra forma, requiere interacción con el paciente. Y hay muchísimos campos a estudiar: el efecto durante intervenciones estresantes o dolorosas, en pacientes con bajo nivel de conciencia o durante toda su estancia en la UCI. Tampoco ha sido estudiado el beneficio que puede suponer sobre familias y profesionales. Hasta la fecha, solo hay evidencia en pacientes despiertos y en ventilación mecánica, pero hay varios estudios en marcha: sobre la reducción de delirium y calidad de sueño, sobre la agitación en pacientes postoperados, para mejorar el síndrome post-UCI o en pacientes con ventilación no invasiva.

Necesitamos información no solo de variables fisiológicas, sino de desenlaces. Y asimismo demostrar la superioridad de la música/musicoterapia sobre el uso de música aleatoria e incontrolada no centrada en la relación de ayuda y con el propósito de reducir la ansiedad y mejorar la experiencia del paciente.

Hace cinco años era impensable ver un piano en una UCI, como ahora sería impensable ver un cenicero en un avión. Afortunadamente, la atención sanitaria también evoluciona.

¡Que suene la música, que los datos están en camino!

Por Gabi Heras