Si nos quitamos la venda de los ojos… Vemos a este hombre como un hombre de 53 años, soltero y sin hijos, acompañado de un sin fin de sobrinos y hermanos. Cuando escuchamos las historias de vida de cada paciente vemos todo su mundo, su contexto familiar, personal y social y empezamos a indagar sobre estas dinámicas y nos encontramos historias como estas:
En su fin de vida, toda su familia unida se encontraba devastada, sus hermanos derrumbados al verlo irse y sus sobrinos recordando momentos gratos con su tío y es cuando el frío de la muerte abraza está familia, en medio del dolor deciden despedir a su ser amado con música, la misma que el disfrutaba todas las noches con su única compañía, el alcohol.
En ese momento, todo el personal queda estupefacto. No entendían como una familia en medio del duelo por la pérdida de su ser querido, aceptan que hagamos el concierto en la HUCI y que el fin de vida del paciente fuese acompañado de un sin fin de familiares y de música.
Es en ese momento cuando entendemos que debemos abrir nuestras mentes para ser compasivos y que la muerte es un concepto que se construye de manera individual, comprendiendo los contextos sociofamiliares de cada persona que ingresa a nuestra Unidad. Y es ahí donde reiteramos que cuando ya no podemos prolongar la existencia, nuestro deber es garantizar un fin de vida digno, acompañado de sus seres queridos y porque no con música en vivo.
Abramos nuestras mentes y miremos sin juzgar.
Cordialmente,
Fundación HUCI Colombia.
Deja tu comentario