El pasado mes de febrero se publicó un artículo titulado The Psychological Impact on Relatives of Critically Ill Patients: The Influence of Visiting Hours en la revista Critical Care Explorations.

En los últimos años se ha hecho evidente el impacto del ingreso en la UCI sobre la morbilidad psicológica tanto de los pacientes como de sus familias. Se han descrito tasas de ansiedad o depresión incluso más altas en los familiares que en los propios pacientes, quizás porque son quienes guardan un recuerdo más realista de los hechos.

Diseñamos este proyecto asumiendo la hipótesis de que es posible detectar de forma precoz a los “familiares vulnerables” para implementar herramientas de prevención primaria y tratamientos dirigidos. Nuestro objetivo fue identificar el impacto psicológico en los familiares y la influencia tanto del afrontamiento como de otros factores (individuales de la familia y específicos de la UCI). Realizamos un estudio de cohortes prospectivo desde mayo de 2018 hasta mayo de 2019 en una UCI médico-quirúrgica de adultos.

Durante el periodo de reclutamiento (en octubre de 2018), se modificó la normativa de la política de visitas de dicha UCI, de acuerdo con las líneas de acción propuestas por el “Plan de Humanización de la Atención Sanitaria 2016-2019” para conseguir un sistema sanitario centrado en las personas. Se pasó de un horario restrictivo (2 visitas al día, de 1 hora de duración) a un horario ampliado (acompañamiento continuo por un familiar de 11:00 a 21:00 horas, independientemente del nivel de sedación o de las técnicas que hubiera que realizar). La modificación hacia un horario ampliado favoreció la participación de los familiares en algunos cuidados del paciente (aseo, afeitado, dar la comida…). Dicha intervención ocurrió de forma independiente del estudio, pero, al tratarse de un cambio de gran magnitud, se recogió como variable de confusión.

Los factores relacionados con el impacto psicológico (sintomatología de ansiedad o depresión) sobre el familiar del paciente al ingreso en la UCI no fueron los mismos que después del alta. En los primeros días, los principales factores de riesgo identificados fueron la gravedad del paciente, así como la necesidad de ventilación mecánica invasiva y la toma reciente de psicofármacos por parte del familiar. Después del alta, se observaron otros factores, tanto de riesgo como de protección (se muestran en la figura). La mayoría de estos factores no son modificables, pero brindan una información valiosa para la identificación precoz de familiares vulnerables. De acuerdo con nuestros resultados, el perfil de “familiar vulnerable” sería una mujer de mediana edad sin estudios universitarios con toma reciente de psicofármacos, que no utiliza una estrategia de afrontamiento centrada en las emociones y cuyo ser querido ingresa por patología neurológica grave, es intubado y presenta una situación de elevada dependencia tras el alta de la UCI.

La única variable relacionada de forma independiente con el malestar psicológico fue la política de visitas. Aunque el diseño no era específico para el análisis de una intervención, la modificación de la visita durante el reclutamiento independientemente del estudio nos permitió analizar su influencia en el impacto psicológico de forma prospectiva y concurrente. Los estudios que evalúan los efectos de la política abierta de visitas en la UCI son todavía escasos y la mayoría de la literatura que examina el efecto de la presencia familiar es de naturaleza observacional o descriptiva; no hay ensayos aleatorizados que aborden este tema.

El presente estudio pone de manifiesto el gran beneficio del acompañamiento, no sólo para el paciente, sino también para su familia. Permitir a los familiares estar al lado de sus seres queridos y ofrecerles la posibilidad de participar en el cuidado del paciente es una de las principales medidas para reducir el impacto psicológico en la UCI (hasta cinco veces menos) y podría facilitar la detección de “familiares vulnerables” para desarrollar intervenciones psicológicas dirigidas a mejorar el afrontamiento y prevenir la psicopatología. En medio de una pandemia, los sanitarios hemos sentido el peso de la soledad creada al cerrar las puertas de nuestros hospitales y nos hemos dado cuenta de que la brecha que deja la ausencia de los familiares es demasiado grande. Puede que ya sea hora de volver a abrir las puertas.

Por Judith Iglesias