Hace un tiempo, @Humanizar_salud hacía la pregunta “¿Qué es para tí humanizar?” y quise responder, pero es tanto que no me cabía en un tweet.La primera vez que oí la palabra humanizar tenía 8 años, a mi padre le había dado un infarto, el enfermero que lo atendía ni siquiera lo miraba a los ojos….

– “Papá ¿Por qué es así?”

– “Le falta humanidad”

– ¿Y qué se puede hacer?

– ”El cambio está en tus manos” me dijo….”Humanizar depende de ti”.

La vida me ha llevado por muchos caminos y aunque la enfermería no parecía el mío, en el momento decisivo de elegir, la enfermedad llegó a casa otra vez , y tras cuidar de mi madre durante un año comprendí que eso era lo que quería hacer…CUIDAR.

Mis primeras prácticas fueron en una planta de enfermos terminales que me enseñaron a que cuando no se puede hacer más hay que saber acompañar, aliviar, cuidar de los que los rodean, confortar….Y allí terminé de enamorarme de la que desde hace casi 20 años se ha convertido en mi profesión.

He estado en un país que salía de una horrible guerra civil, trayéndome la mochila cargada de más cosas de las que yo pude darles; trabajé casi 10 años en la UCI, que como yo digo es donde me salieron los dientes y en donde terminé de aprender el sentido de la palabra #humaniza.

Creí q no sería capaz de estar en otra parte, pero el destino me llevó a ser personal laboral de la Administración General del Estado, y me di cuenta de que ese no era mi sitio. Hace 4 años volví a las barricadas del SAS, con contratos al 75%, de correturnos y de paseo por mil servicios. La gente aún se pregunta cómo se puede renunciar a un puesto fijo por volver al hospital: es que amo lo que hago, es lo que me llena…y allí donde voy llevo mi sonrisa por bandera.

 

Hoy la enfermedad está conmigo, mi médico me recomienda calma, pero yo no me rindo, mientras mi cuerpo y mi salud me lo permitan seguiré trabajando en lo que me gusta, enseñando que los pacientes no son números de camas ni enfermedades, que una mano y una sonrisa curan más que el antibiótico más caro y segura de que entre todos estamos prendiendo una llama que como la antorcha olímpica va a llegar más y más lejos.