“El perro es el mejor amigo del hombre”.
Cuántas veces habremos escuchado esta frase, pero sólo quien tiene un perro sabe que realmente es así.Me llamo Rubén, tengo 26 años, soy enfermero de la UCI del Hospital Moisés Broggi de Sant Joan Despí y tengo un perro.

Hace 3 años me dieron la oportunidad de formar parte del equipo de trabajo de la UCI, los mismos años que tiene Barney, mi perro. Es un Westy blanco, pequeño, cariñoso y fiel. Es parte de mi familia y ninguno de nosotros se imagina la vida sin él.

Nuestra UCI forma parte del proyecto HU-CI y tenemos una comisión que trabaja para humanizar los cuidados. Poco a poco hemos ido incorporando ideas para mejorar el día a día de las personas que pasan por nuestra unidad, pero todavía nos queda mucho camino por recorrer.

HUCI-CO es un paso más en este camino, una idea nueva que surgió hace un par de meses. Alba mi pareja es comadrona y algunas veces hemos imaginado que pasaría si alguno ingresara durante unos días en el hospital. A los dos se nos viene lo mismo a la cabeza: “como echaría de menos a Barney!!!”. Él me dio la idea.

 

Como es habitual cuando los pacientes llevan ingresados cierto tiempo, la familia suele traer fotografías de sus seres queridos que colgamos cerquita de ellos para que las puedan ver.Enric es un señor que lleva cerca de 4 meses ingresado en nuestro unidad. Su familia al ver que el ingreso se iba prolongando nos pidió si podían traer fotografías de los hijos, nietos y demás familiares.

Un día al entrar a su habitación la pude ver: pequeña, viejita, con unos ojos enormes y blanquita. De ahí su nombre, Blanca, la perra de Enric y Ana.

Recuerdo que ese mismo día, después de hablar con Enric y su familia sobre el fuerte vínculo que tenían con su perrita, le prometí que haría lo posible porque pudiera ver a Blanca. En aquel momento la situación clínica de Enric no permitía poder hacer grandes aventuras, pero poco a poco fue mejorando.

Hace un mes, el 13 de agosto, con una situación clínica estable, con una traqueostomía y con Enric acomodado en su butaca pedí permiso a los médicos para poder llevarlo a la calle después de 4 meses para uno de esos #paseosquecuran, y si fuera posible, aprovechar y ver a su perrita. A todos les pareció genial.

Llamé a Ana, la mujer de Enric a las 10h de la mañana y le expliqué el plan. A ella le sorprendió mucho que un paciente de la UCI pudiera salir a la calle. Le pregunté si era posible traer a Blanca para que Enric la pudiera ver, todavía sorprendida me dijo que haría lo posible por traerla.

Enric no sabía nada y yo esperaba darle una sorpresa. Cogimos las cuatro cosas básicas para el traslado y salimos a la calle. Le gustó mucho volver a ver el sol, que le diera un poco el aire, estaba contento. Pero todavía faltaba lo mejor. Cuando vimos aparecer al hijo de Enric con la perrita, a él le cambió la cara, no se le quitaba la sonrisa, ¡volvía a ver a Blanca después de 4 meses! Estaba igual, como él la recordaba. Estuvimos 15 minutos en la calle y Blanca que todavía estaba un poco nerviosa del viaje no se separaba de la butaca de Enric, que la buscaba constantemente con la mano. Fue un momento muy especial y que estoy seguro que a Enric no se le olvidará nunca.

 

Desde ese día Enric ha salido a la calle casi a diario, y ayer lunes, volvieron a traer a Blanca.Todos mis compañeros y compañeras, médicos, enfermeros y auxiliares coinciden en que Enric está mucho más animado, con una actitud más positiva, hace mejor cara, y en cuestión de dos semanas parece que haya espabilado un montón. Se le ve con más fuerza, casi se aguanta de pie con poquita ayuda e incluso parece que empieza a dar algunos pasos.

Su estado de ánimo ha cambiado y todos esperamos que siga mejorando poco a poco, con la ayuda de su familia y el amor incondicional de su perrita, Blanca.

Rubén Castrillo Rodríguez
Enfermero de Cuidados Intensivos.