Entre el 11 y el 14 de abril en Santiago de Chile y organizado por la Asociación Latinoamericana de Cuidados Paliativos nos encontramos mas de 800 profesionales. Como invitado a compartir algunas experiencias de la SECPAL , me complace poder aportar entre otras cosas el trabajo que inspirado por nuestro Proyecto HU-CI hemos realizado en España, donde la SECPAL, la SEMICYUC, SEEIUC y el Proyecto HU-CI hemos acordado el desarrollo conjunto de líneas de trabajo para facilitar sinergias entre nuestros respectivos ámbitos.

Ha sido muy gratificante comprobar como en Latinoamérica la misma “bendita locura” crece con vitalidad y creatividad. La mesa donde pude compartir algo de lo que venimos haciendo en España ha sido una oportunidad de comprobar de nuevo que cuando ofreces algo genuino, la vida sale al encuentro y te ofrece regalos inesperados.

La Sociedad Brasileña de Cuidados Paliativos que preside actualmente el Dr. Daniel Forte, intensivista reciclado a Cuidados Paliativos, comparte la visión de transformar la experiencia de atender lo que venimos llamando el “proceso de final de vida”  (aunque intuimos que la vida no tiene final, solo nuestra pequeña biografía ), en una oportunidad de crecimiento compartido para el que se va y los familiares y profesionales.

La humanización nos va a cercando a nuestra propia profundidad y cuidando con humanidad nos vamos transformado y aprendiendo de las experiencias de acompañar.

Una idea fuerza de Daniel Forte, que me parece importante compartir, es ayudar a los profesionales de Cuidados Intensivos a visualizar el sufrimiento como objeto de atención, como hacemos en paliativos, mas allá de la enfermedad y de la situación de crisis que atendemos. Esto podría cambiar la perspectiva y acercarnos a la humanización que todos buscamos.

Cuidar el sufrimiento de los demás, obliga a cultivar nuestra capacidad de mantener nuestra presencia, nuestra ecuanimidad y nuestra compasión, es decir tener un elevado nivel de atención y de gestión de nuestras propias emociones. Base para poder construir vínculos de confianza con el paciente y la familia.

Somos cada vez más los que vemos nuestro trabajo de cuidar como un regalo que nos ayuda a aprender y crecer juntos.

Por Enric Benito y Daniel Forte