Parafraseando a un político andaluz que hoy nos sorprendía con parecida afirmación, en su ámbito, coincido en su valoración extendiéndola a ciertas parcelas del entorno sanitario.

Y es que, demasiadas veces ya, el humo contamina el trabajo callado, discreto y perseverante de muchos grupos de profesionales que en estos momentos se forman, debaten, reflexionan, cuestionan planteamientos absurdos para propiciar un entorno sanitario más amable para todos: pacientes, familias y profesionales.

Desde los inicios de Proyecto HU-CI abogamos por una transformación de la realidad centrada en varias líneas de trabajo que precisaban de consideración obligada.

 

Líneas que comparten la visión de situar a la DIGNIDAD de las personas por delante de cualquier otra consideración.

No dejemos que lo urgente o el postureo sustituya a lo importante y resituemos el foco donde siempre debió estar fijado.

  • Abramos las puertas de algunos fortines que, cerrados, aumentan el dolor de los que están a uno y otro lado.
  • Mejoremos la comunicación entre todos los implicados en los procesos de atención sanitaria.
  • Apliquemos medidas que mejoren el bienestar físico y emocional de aquellos que lo están pasando mal, porque se puede.
  • Facilitemos la presencia y participación en los cuidados de los eternos olvidados: los familiares o allegados sumándolos como cómplices en la atención.
  • Cuidemos a los profesionales, porque no podremos soportar un sistema sanitario plagado de quemados que más pronto o más tarde mandarán todo al carajo.
  • Prevengamos y manejemos las secuelas de cualquier hospitalización, que añaden más sufrimiento, coste y complejidad.
  • Hagamos más amables las estructuras para contar con hospitales hospitalarios (¿Quién lo diría?).
  • Y procuremos una muerte digna, porque como el nacimiento, el murimiento debe ser cuidado para que se produzca en las mejores condiciones.

Afortunadamente, algunos podemos celebrar estar rodeados de personas que han iniciado y promueven estas transformaciones en sus entornos con la aplicación de medidas concretas, en la UCI, en Urgencias, en consultas, en unidades especializadas…

Y paralelamente observamos con asombro la prostitución de la palabra Humanización con ejemplos ridículos que no merecen ser puestos en relieve y que no pretenden más que sumarse a un carro que contamina, el de la Humonización, manteniendo poses y posturas que no avanzan en ninguno de los caminos mencionados anteriormente.

En definitiva, si no sumas, no restes…  no jodas y no hagas el ridículo.

Por José Manuel Velasco