Hace unos días asistí en Barcelona a una conferencia impartida por Lynda Carpenito, enfermera responsable del Modelo Bifocal creado en 1983 para la práctica clínica. El Modelo Bifocal intenta identificar los tipos de problemas independientes (propios de la disciplina) e interdependientes (en colaboración con otro profesional del equipo).Y no fui la única interesada en la conferencia .

En su presentación hablaba de la comunicación responsable, y de la importancia de generar una Cultura Justa. Entiende la justicia, no desde un punto de vista moral del cuidado, si no de forma más pragmática.
Una Cultura Justa es aquella que enfoca y revisa las cuestiones relacionadas con el sistema que lleva a los individuos a adherirse a comportamientos poco seguros, a la vez que mantiene la responsabilidad individual estableciendo tolerancia cero a los comportamientos temerarios. Es decir una cultura donde la honestidad protege al paciente.
Su planteamiento es interesante, y me generó algunas preguntas:
¿Somos capaces de asumir las críticas de los compañeros en nuestras UCIs? Y ¿Podemos sentirnos profesionales “libres” a la hora de comunicar errores?
Desde la publicación de “Err Is Human, Building a Safer Health System” (Linda T. Kohn, Janet M. Corrigan, and Molla S. Donaldson, en 1999) la cultura de seguridad ha ido invadiendo el sistema sanitario. Es cierto que según esta “perspectiva segura”, son los sistemas y no las personas las que permiten los errores. Pero somos las personas las que tenemos la capacidad de comunicarnos, y por lo tanto somos responsables de cómo lo hacemos. Los sistemas, a veces perversos, no tienen esa responsabilidad por sí mismos.
Creo que generar ambientes más “justos” de trabajo, implica no tener miedo a decir lo que hacemos mal, ni a expresar nuestras sospechas en cuanto al trabajo de otros compañeros.
Un error puede cambiarte la vida, puede hacer que pierdas de vista al profesional que eras, pero si somos capaces de hablar de ello, de prepararnos para los errores, y de compartirlos, nuestras UCIs seguramente serán más seguras, y según L.Carpenito, también más justas.Yasmina Díaz
DUE del Hospital Clinic de Barcelona