A nadie de los que me conoce, va a extrañarle que empiece el texto con un “refrán” (los dimes y diretes de Mimi): “ES DE BIEN NACIDOS SER AGRADECIDOS”.
La única pretensión de estas palabras es la de homenajear a todos aquellos profesionales (intensivistas, enfermeras, auxiliares, limpiadores, secretarias y celadores) de cuidados intensivos que nos han precedido en la labor de “cuidado del enfermo crítico”; muchos de ellos aún en activo, otros tantos ya jubilados y algunos fallecidos.
Gran parte del aprendizaje en nuestro trabajo, considero que es a partir del “aprendizaje por observación”. Consiste en los cambios que se producen en la conducta de una persona como consecuencia de la experiencia consistente en la observación de otra.
Seguro que cada uno de vosotros, como me ocurre a mí, habéis aprendido de la observación del día a día de TODOS y cada uno de nuestros mayores. De cada uno de ellos hemos imitado conductas con las que nos sentíamos identificados o justamente lo contrario: huíamos e intentábamos cambiar actitudes observadas, intentando mejorarlas. Todo ello forma parte del aprendizaje, y sin ese punto de partida no estaríamos donde estamos. Como dicen actualmente las tan de moda “políticas de seguridad”: se aprende también de los errores y de ellos parten propuestas de cambio.
GRACIAS por vuestro ejemplo, por vuestro “día a día”; gracias por cómo, cuándo y cuánto informabais a las familias y a los enfermos; gracias por como los dabais y tendíais vuestras manos, gracias por luchar por “LA VIDA” y por como reconocíais y sabias acompañar hacia la llegada del final de la misma, gracias por mirar de frente a la muerte.
Gracias por vuestra lucha diaria, por defender aquello en lo que creíais aunque os supusiese ir en contra de todos y de todo. Gracias por vuestro trabajo en equipo, gracias por transmitir coherencia con cada uno de vuestros comportamientos.
En definitiva GRACIAS a todos aquellos profesionales que sin poner nombre a lo que hacían estuvieron acompañados y siguen estándolo durante toda su carrera profesional de la “H” de la humanización, sin saberlo ya escribían la UCI con una H MAYUSCULA.
Parafraseando a Teresa de Calcuta: “Bienaventurados los que dan sin recordar y los que reciben sin olvidar”.
Milagros Sancho González
Servicio de Medicina Intensiva
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