Parece que estamos de enhorabuena. Una revista del impacto del Intensive Care Medicine, empieza a plantear en su sección What’s new in Intensive Care el uso de Contenciones Mecánicas (CM) en pacientes críticos.

Parece paradójico decir que el uso de las CM es un tema nuevo, pero hasta hace muy pocos años ni siquiera existían estudios, ni referencias. Encontrar bibliografía al respecto ha sido como buscar una aguja en un pajar… leyendo artículos sobre autorretiradas de tubos endotraqueales sólo en algunas ocasiones, se registraba como variable la presencia o no de CM, sin profundizar en el tipo de CM, indicación, efectos adversos relacionados con su uso, abordajes alternativos descartados,… es decir, se infravaloraba la magnitud del problema de la CM y se trataba como una medida casi invisible en nuestro medio.

Que una revista del impacto y trayectoria del Intensive Care Medicine plantee el uso de las CM ya es un hito para los que consideramos que el uso de CM en nuestro medio es un problema y abogamos por la reducción y el manejo reflexivo de la CM; además, el artículo plantea algunos elementos clave aplicables en las UCI de muchos países, incluido el nuestro. El uso de CM no está libre de riesgos físicos y psicológicos, atenta contra los derechos de los pacientes y atenta contra los principios éticos de la persona en situación crítica.

  • Las UCI parecen ser la última frontera donde el uso de CM continúa siendo una práctica diaria. Medios como la Geriatría o la Salud Mental llevan años trabajando en la reducción del uso de CM y luchando contra sus propios mitos. Los autores señalan la analogía entre las creencias en el ámbito geriátrico y los pacientes críticos: mientras que no existe evidencia de que las CM prevengan las caídas en ancianos, incluso al contrario, puede favorecerlas, tampoco existe evidencia actual que demuestre que el uso de CM prevenga las autoextubaciones en pacientes críticos.
  • El uso de CM se plantea como un círculo vicioso, aumentando el dolor, la agitación y el delirio y por tanto suponiendo un aumento de la sedación y una disminución de la capacidad de colaboración del paciente. Por contra, una reducción programada y estudiada del uso de CM se plantea como una estrategia de ruptura de ese círculo vicioso.
  • Plantear que la alta prevalencia de uso de CM está relacionada únicamente con los ratios enfermero:paciente no parece adecuado, además de ser una solución en muchos medios impracticable. Aunque un adecuado ratio enfermero:paciente puede ser un elemento, por supuesto adecuado y necesario en muchos casos, las estrategias efectivas para la reducción del uso de CM deben ser estrategias multi-componente centradas en generar un cambio cultural.

Sin embargo, en nuestro medio, los abordajes propuestos hasta ahora para el manejo de la CM han sido poco profundos, básicamente se centraban en la presencia o no a nivel institucional de un protocolo de CM, sin valorar si este protocolo está adaptado o no a las necesidades y realidad de la UCI y sin valorar su grado de implementación. Un problema de la complejidad y magnitud como el uso de CM, parece precisar de reflexiones más profundas que la presencia o no de un protocolo.

Por todos estos motivos, estamos de enhorabuena y al mismo tiempo estamos ante un gran reto: en la era de la humanización, la sedación consciente, la movilización precoz, el ABCDEF de Ely y cols., el modelo eCASH – en general la atención centrada en la persona- por fin, una revista de impacto pone encima de la mesa de manera explícita el uso de CM en los pacientes críticos.

¡Es tiempo de trabajar!

Por María Acevedo

BIBLIOGRAFÍA