Capítulo 1

“El jazz es el lenguaje de las emociones.” Charles Mingus

El Jazz es más que un estilo de música, es una forma de ver y afrontar la vida, por que la música…es vida, y la vida…es música.  El Jazz tiene la capacidad de humanizar y trascender para transformar una sociedad tal y como hizo en Estados Unidos, haciendo del jazz en una filosofía de vida.  La improvisación viene de la supervivencia, de sufrir y luchar, de la lucha que otorga la esperanza, de la época de cuando se tocaba blues o jazz, cuando se cantaba en los campos de esclavos de algodón, cuando se generaban ritmos para tener esperanza. El jazz tiene que ver con la improvisación que nace del alma…

“El Jazz habla de la vida. Los blues cuentan la historia de las dificultades de la vida, y si usted piensa por un momento, se darán cuenta de que toman las realidades más duras de la vida y las ponen en la música, sólo para salir con una nueva esperanza  o sensación de triunfo.”  Dr. Martin Luther King Jr. Discurso de apertura del Festival de Jazz de Berlín en 1964.

Las bandas de jazz  ayudan a desarrollar la mentalidad necesaria para desarrollar capacidades dinámicas, entendiéndose estas como la habilidad para integrar y construir competencias internas y externas en función de cambios rápidos en el entorno. 

“La buena música no busca hacer dinero, sino elevar el nivel espiritual de la Humanidad, hacer de la condición humana algo más digno.” Wayne Shorter 

El Jazz nos ofrece muchos de los elementos necesarios para humanizar y trabajar en equipo, y de todos es sabido la importancia de la humanización y el trabajo multidisciplinar en la Asistencia Sanitaria, incluyendo a profesionales, pacientes y familiares, para eso estamos aquí. Lo bueno de utilizar el jazz como una metáfora de organización y de humanización es su unicidad como arte, a diferencia de las orquestas clásicas, las bandas de rock u otras formaciones musicales, es que las bandas de jazz se basan en un liderazgo compartido, en colaboración, en improvisación y en un sentido de la humildad que honra la contribución de cada individuo. 

El Jazz como metáfora de turnarse el Liderazgo. Durante una actuación, en un grupo de jazz, la idea de compartir el liderazgo no incluye tan solo los solos de instrumentos de cada músico, sino momentos de liderazgo mucho más sutiles, usando restos para crear espacios que otros miembros de la banda puedan llenar. 

Todos hemos formado parte de proyectos en que una persona domina todos los aspectos de la dirección y de la ejecución. En este caso, su meta en el desarrollo de liderazgo debería ser darse un respiro y crear espacio para que los demás también puedan conducir.

El Jazz como metáfora de escucha activa. Las grandes actuaciones requieren colaboración y los grandes líderes saben que esa colaboración requiere un capacidad muy bien desarrollada de escuchar (y de oír) lo que los otros dicen. Un quinteto de jazz significa escuchar a las otras 4 personas que están comunicándose contigo en todo momento durante toda la actuación. Es por esta misma razón por la que deberíamos considerar a los músico de jazz más evolucionados. Nuestro trabajo consistiría, como en un grupo de jazz, en escuchar de forma activa en todo momento al equipo, pacientes y familiares, una capacidad, un arte, una disciplina y una obligación. 

El Jazz y la improvisación como metáfora de aprendizaje. La improvisación en el jazz significa que una canción nunca será tocada del mismo modo dos veces. La sabiduría se basa en el equilibrio. Los artistas de jazz innovan con estructuras y formas que son predecibles y flexibles. Lo mismo debería valer para el trabajo en equipo. El miedo, a veces, es lo mejor que nos podemos encontrar en este modo de pensamiento libre. Miedo de lo desconocido, miedo a equivocarse, miedo a preguntar…miedo a expresar emociones. Miles Davis una vez dijo: “No tengas miedo de los fallos. No existen“. En jazz una nota nunca es correcta o incorrecta. Es la nota que sigue la que marca la diferencia. En el trabajo en equipo tenemos que crear una cultura que anime a la experimentación y al aprendizaje continuo. 

El Jazz como metáfora de ausencia de EGO. La humildad significa saber que los otros también tienen grandes ideas y que les das la oportunidad de contribuir. Esto, por supuesto, puede llevar a conflicto cuando hay diferentes versiones y visiones de lo que se crea. En el jazz estos conflictos se resuelven en tiempo real, en el escenario, utilizando su principio guía de: “servir a la música”. ¿Qué acorde cambiar o qué nota servirá mejor a la actuación que se está llevando a cabo?. Lo mismo se puede aplicar a la humanización y el trabajo en equipo, en nuestro caso sería “Servir y cuidar a las personas” incluidos profesionales, pacientes y familiares. ¿Podemos todos abstenernos de avanzar en nuestra propia agenda personal para crear juntos algo mayor y mejor para todos ?. 

A continuación las claves, consejos y buenas razones por las que el JAZZ como metáfora ayuda a humanizar y funcionar en equipo las podemos resumir así:

Competencias provocativas: se refiere al arte de desaprender, desprenderse de viejas rutinas llegando al límite de los hábitos y la familiaridad. Esta práctica introduce disrupciones incrementales a las rutinas del equipo demandando apertura a nuevas acciones alternativas.

Mentalidad afirmativa: Decir sí al desorden y caos, no importa cuán incoherente o impredecible la situación actual aparece, siempre habrá algo positivo que rescatar de la situación. Cada problema se convierte en una oportunidad para desplegar la creatividad.

Salto y toma de acción: Aprendizaje con compromiso. Al igual que los músicos  de jazz quienes frecuentemente se lanzan a situaciones nuevas e improvisaciones, un equipo comprometido tendrá la capacidad de actuar comprometidos con la acción

Estructura mínima y autonomía máxima: Las estructuras mínimas ayudan al trabajo colaborativo, en un tipo de modularidad en la cual cada individuo puede maximizar su rendimiento de acuerdo a las tareas asignadas al grupo. Un ejemplo relacionado a esta práctica se da comúnmente en los trabajos por proyectos en los cuales todo el equipo es responsable del éxito del proyecto, sin jerarquías, orientándose a un objetivo en común.

Errores como fuente de aprendizaje: Los errores son una fuente de aprendizaje, ellos son frecuentemente integrados al panorama musical jazzistico como espacios para exploración que puede guiar a nuevos caminos que de otro modo no hubieran sido identificados. Cuando se toca una nota equivocada, los músicos de Jazz siguen ejecutando la pieza musical tratando de que este error luzca intencional, es decir convertir un pequeño error y convertirlo en una buena situación. El jazz nos enseña en caso de errores es mejor no enfocarse en quien cometió el error sino en cómo superarlo de inmediato y crecer con el mismo.

Interactuar en comunidad: Una parte esencial del aprendizaje del jazz es convertirse en parte de la comunidad, aprender los códigos y comportarse como los demás miembros, este es el mejor modo de generar experiencias en las cuales los conocimientos obtenidos a través de la práctica trasciendan a todos los miembros de la organización, la interacción constituye una de las mejores herramientas para gestionar el conocimiento tácito y lograr que el grupo se mantenga en la sintonía deseada.

Alternar entre Solos y Equipo: En esta práctica la banda alterna momentos de cooperación para reproducir la melodía deseada con momentos de solos, es decir usualmente rotan el liderazgo de la banda y toman protagonismo momentáneo para maximizar la experiencia en escena. Cada miembro de la banda tiene la oportunidad de desarrollar su idea musical mientras los demás crean el espacio para apoyar su discurso.

Es más que un estilo de música: el jazz contribuye a la construcción de sociedades más humanas e inclusivas, transmite valores significativos para cada mujer y hombre y ofrece oportunidades únicas para el entendimiento mutuo.

“No es necesario que se entienda, la reacción emocional es lo único que importa”. John Coltrane

Por Javier Alcántara