Hace unos días se publicaba el artículo especial  “Humanización de la Sanidad y Salud Laboral: Implicaciones, estado de la cuestión y propuesta del Proyecto HU-CI” en la revista Medicina y seguridad en el trabajo en el que tuve el honor de participar. En el artículo se habla del cuidado centrado en las personas, poniendo esta vez el foco de atención en el cuidado del profesional como agente principal de humanización.

Para Proyecto HU-CI es fundamental el cuidado del profesional; así lo reflejamos en varias de nuestras líneas de investigación como la línea de cuidados al profesional e infraestructura humanizada.

Para cuidar al cuidador tenemos que proporcionar ambientes de trabajo seguros y saludables. Tan importante es proporcionar entornos saludables que favorezcan el entorno físico como favorecer el ambiente psicosocial y la clave está en encontrar el equilibrio entre el bienestar físico, mental y social.

Cuidar el entorno laboral es cuidar la salud y el estado de ánimo, repercutiendo estos cuidados en nuestra satisfacción, motivación y productividad en el trabajo. Y hacerlo es todo un reto porque se parte de una base errónea.

¿Por qué?.

Normalmente (salvo excepciones) los espacios de trabajo tienen una superficie suficiente para realizar el trabajo en condiciones óptimas. En cambio los espacios de descanso o privados suelen ser pequeños y en muchos casos multifuncionales ya que se realizan diferentes  actividades en ellos como descansar, reunirse, comer, etc…

En la medida de lo posible hay que intentar que las zonas de trabajo y de descanso estén bien proporcionadas.  Deben tener la superficie suficiente para realizar la actividad a la que está destinada cada sala. Partiendo de esta base hay que dotarlas de un buen confort ambiental, de funcionalidad, de ergonomía y con el diseño y la decoración, aportar el toque cálido y amable al igual que se hace con las salas de estar para las familias de los pacientes.

Los profesionales sanitarios también necesitan salas de estar.

El entorno en el que realizamos nuestro trabajo influye en nuestro bienestar físico y mental. Por eso hoy quiero hacer hincapié en las áreas privadas del personal sanitario porque es muy necesario humanizar estos espacios personales y hacerlo es muy sencillo.

Hospital Psiquiátrico Kronstad (Noruega), un buen ejemplo de espacios destinados al cuidado del cuidador

Se trata de diseñar espacios que mantengan las condiciones de confort, funcionalidad y ergonomia al igual que el resto de espacios y que además sean cálidos y acogedores, que inviten al descanso y desconexión. Para ello podemos utilizar materiales que aporten calidez al espacio, un mobiliario diferente al utilizado en las instalaciones del centro. Es bueno cambiar y elegir un mobiliario ergonómico, cómodo y que además aporte un toque hogareño o de diseño al espacio; eso nos ayudará a crear esa diferencia de espacios entre trabajo y descanso.

También es bueno recurrir a elementos decorativos como lámparas, estanterías, percheros, corchos o marcos de fotos para poner fotos de equipo, disponer de luz natural y si no se dispone de ella utilizar dimmer (regulador, generalmente de ruleta giratoria) para regular la iluminación según las necesidades de cada momento e incluso jugar con los sentidos y tener ambientadores o elementos que proporcionen un olor agradable como plantas aromáticas para favorecer el descanso y la desconexión. También es muy recomendable tener pequeños electrodomésticos para guardar y preparar alimentos y bebidas recién preparados.

Como ves, partiendo de un espacio adecuado y con un diseño pensado para favorecer el bienestar del personal sanitario, podemos humanizar el entorno laboral, creando así espacios de trabajo saludables que fomenten el bienestar físico y mental de los trabajadores sanitarios. Humanizar las salas de los cuidadores repercutirá muy positivamente en la motivación, la satisfacción y el descanso.

Es necesario. Aterricemos el mantra de “cuidar al cuidador” con cosas sencillas, pongamos la H en estos espacios y convirtamos las salas de personal en las salas del cuidador.

Saludos,

Mónica Ferrero