Siguiendo un plan responsable y trabajando en equipo, logramos transformar los “Horarios de visita” en “Horarios de informes”
Nuestra Unidad de Cuidados Intensivos consta de 46 camas en donde ingresamos pacientes graves con todo tipo de patologías clínicas y quirúrgicas. A las complicaciones y las urgencias de cada uno de esos pacientes se suma la angustia, la ansiedad y muchas veces la desesperación de sus seres queridos.
La internación en UCI es un hecho irruptivo y traumático para el paciente y su familia. Es donde se derrumba la fantasía de inmortalidad, donde un ser humano en estado de extrema vulnerabilidad pelea por seguir vivo en un ambiente agresivo y hostil. Es donde estar solo da miedo, donde cada ruido, cada alarma, cada palabra, cada gesto puede transformarse en un peligro. Con quién queremos estar, cuando transitamos esta situación, es algo que debe decidir el paciente y no el equipo de salud. No hay evidencia ni excusas para seguir siendo áreas cerradas.
Es por eso que cuando hace poco más de un año realicé el curso de Formación de Expertos en Humanización de los Cuidados Intensivos de Proyecto HU-CI en Bogotá, volví a entender la importancia de tener, como profesionales de la salud, siempre presente el dolor de los familiares. Fue así que apoyado en la evidencia y sin perder de vista nuestra responsabilidad de no dificultar las tareas diarias, nos embarcamos en el enorme desafío de abrir las puertas de la UCI. En aquel momento el horario de visitas era de 12:30 hs a 20 hs. A partir de la capacitación empezamos a trabajar con Gabriela, nuestra jefa de enfermería, y con todo el Servicio, con el ambicioso objetivo de poder conseguir abrir las puertas de la Unidad las 24 hs.
En una primera instancia desarrollamos una guía de información para los familiares de los pacientes ingresados con el objetivo de que pudieran conocer las características de la Unidad y nuestra manera de trabajar en el día a día. Reparamos y dejamos en funcionamiento las 46 taquillas para que los familiares pudieran tener un lugar en donde dejar sus pertenencias. Dimos varias charlas a todo el personal de la UCI para que conozcan y se involucren con el proyecto. En las mismas explicamos la necesidad de hacer una UCI abierta y mostramos la evidencia científica actual que nos respalda para llevar adelante dicho cambio. Sabíamos que la transición debía realizarse de una manera paulatina y organizada. Se dejó de exigir una autorización diaria a aquellos familiares que querían acompañar al enfermo por la noche, y conseguimos que el personal de seguridad nos ayude a respetar la nueva metodología que permite que un paciente pueda estar acompañado las 24 horas por un ser querido. Además durante dos horas al mediodía y dos horas por la tarde permitimos que sean dos las personas que acompañen al paciente.
Luego de mucho trabajo en equipo y de tomar conciencia de la importancia de este cambio cultural, en el mes de septiembre del 2019 quitamos, literalmente, la traba de la puerta de acceso a la UCI y abrimos la misma las 24 horas.
Lo que en un principio parecía imposible finalmente se logró.
Les quiero agradecer no solo a las personas que nos apoyaron desde el principio, sino también a aquellos que en su momento presentaron objeciones, ya que cada una de las diferentes miradas enriqueció esta experiencia y nos ayudó a estar atentos a cada detalle.
Desde mi humilde lugar quisiera alentar a todas las UCI a que se animen a enfrentar este desafío. La gratitud que he recibido tanto de pacientes como de familiares, incluso en los peores momentos, bien vale cualquier esfuerzo. Les aseguro que no se van a arrepentir.
Por Ignacio Romero y Gabriela Elgue
Sanatorio Güemes. Buenos Aires, Argentina.
Deja tu comentario