Recientemente la Federación Panamericana e Ibérica de Sociedades de Medicina Crítica y Terapia Intensiva (FEPIMCTI) ha publicado un manifiesto sobre el bienestar de los profesionales sanitarios en la pandemia por COVID 19. La Federación, que aúna a 25 Sociedades Científicas de Medicina Intensiva y representan a miles de profesionales médicos y enfermeras de esta especialidad, ha querido hacer un llamamiento a todo los actores con responsabilidad en esta pandemia, desde los poderes públicos, la administración, las instituciones y gestores sanitarios, los medios de comunicación y a la propia sociedad.

Estos son los puntos más destacados:

1. Es necesario que las decisiones que se tomen por los líderes políticos en los diferentes Estados, se basen en la evidencia científica disponible, y se lleven a cabo de forma trasparente y consensuada buscando la mayor efectividad y eficiencia posible y alejadas de cualquier interés político, evitando las confrontaciones partidistas. Los Estados deben velar por ofrecer actuaciones en un marco de colaboración entre todos los países, teniendo en cuenta el impacto de estas decisiones en el global de la población.

2. Debe fortalecerse el sistema sanitario, considerando estrategias epidemiológicas preventivas a nivel internacional y especialmente aquellas áreas que han demostrado tener mayor impacto en la supervivencia de los pacientes en esta pandemia. La Medicina Intensiva es un recurso imprescindible para la atención de los pacientes más graves, por lo que se requiere que dichos recursos se ajusten a las necesidades reales de la población de forma sólida y sostenida en el tiempo.

3. Los planes de contingencia deben ofrecer actuaciones en base a indicadores fiables, que de forma precoz permitan adaptar la respuesta del sistema sanitario en las diferentes fases de la pandemia de forma realista y dinámica. Especialmente debe tenerse en cuenta la ocupación de las Unidades de Cuidados Intensivos en la toma de decisiones. Esta respuesta debe estar coordinada para la distribución de recursos de forma equitativa a las necesidades de toda la población, evitando el impacto negativo que ha tenido la pandemia en otras patologías no COVID-19 y específicamente en los grupos más vulnerables.

4. La extensión de los recursos de intensivos debe estar liderados por profesionales de medicina intensiva en colaboración con otras especialidades y contemplar la creación de estructuras organizativas que permitan atender a los pacientes en riesgo de deterioro en unidades de intermedios adecuadamente equipadas.

5. Estos planes de contingencia deben establecer sistemas de triaje, que permitan la priorización de los recursos limitados en situaciones en los que la demanda supere dichos recursos, a través de criterios transparentes, consensuados, basados en los principios bioéticos, la evidencia científica y el respeto a la dignidad de la persona buscando el beneficio del mayor número de pacientes. Ello obliga a extender al máximo los recursos existentes, incluyendo la redistribución de dichos recursos y de los pacientes a nivel local, regional, nacional e incluso internacional.

6. Dado que el principal recurso asistencial son los profesionales, a la vez que se buscan sistemas organizativos que permitan dar una respuesta adecuada a la situación actual, debe trabajarse para asegurar en un futuro un número suficiente de intensivistas adecuadamente entrenados en el manejo del enfermo crítico, así como la especialización de la enfermería intensiva. Debe considerarse la formación en competencias básicas en todos los profesionales sanitarios para la atención de las pandemias

7. Debe asegurarse la disponibilidad de equipos de protección individual adecuados que reduzcan o minimicen el riesgo de contagio para todos los profesionales.

8. Deben establecerse acciones que impidan cualquier tipo de agresión a los profesionales sanitarios, tanto físicas como verbales, estableciendo actuaciones contundentes frente a los agresores.

9. Es necesario, trabajar desde todas las organizaciones e instituciones en ofrecer no solo la máxima excelencia desde el punto de vista técnico sino también en el cuidado humanizado en la atención sanitaria facilitando el acompañamiento de los pacientes por sus familias, en todo momento y especialmente en los momentos al final de la vida.

10.Debe velarse por el bienestar emocional de los profesionales sanitarios, en organizaciones saludables que prevengan y den soporte al desgaste profesional y sufrimiento moral. Especialmente debe ofrecerse soporte psicológico que pueda ayudar a los profesionales a gestionar esta crisis y afrontar de forma positiva esta pandemia.

11.La saturación del sistema sanitario puede reducir los estándares de calidad y afectar a los resultados sobre los pacientes. En estas circunstancias, los profesionales que están trabajando para ofrecer los mejores cuidados a los pacientes, incluso poniendo su vida en riesgo, pueden verse sometidos en un futuro a procesos de responsabilidad legal. Deben existir sistemas que protejan a dichos profesionales de posibles demandas y que tengan en cuenta el contexto en el que se está desarrollando la actividad asistencial.

12.Deben acelerase los planes de vacunación como una de las medidas más efectivas para el control de esta enfermedad. Debe incluirse la priorización de los profesionales sanitarios en todos los programas de vacunación, junto con otros grupos de población vulnerable, por su alto riesgo de contagio.

13.La población debe respetar las medidas establecidas por las administraciones que han demostrado ser efectivas para reducir el riesgo de contagio, tales como el uso de la mascarilla, higiene de manos, la distancia social, el aislamiento o confinamiento. El control de la enfermedad depende de la responsabilidad individual de todas las personas.

14.Los medios de comunicación y las redes sociales deben contribuir a facilitar una información realista, fiable y comprensible para la población, evitando la difusión de falsas noticias y generar alarma social, pero a la vez instando a la responsabilidad de los ciudadanos.

Desde Proyecto HU-CI nos adherimos a este manifiesto, totalmente extensible a otras áreas de la Asistencia Sanitaria y totalmente transversal entre los diferentes países. Una vez más, se demuestra la importancia de la Humanidad compartida y la necesidad de instaurar medidas que antepongan la dignidad de las personas por encima de cualquier otra cosa.