En muchas ocasiones, compañeros tildan como poco ortodoxas o “frikis” las formas de Proyecto HU-CI.

No hace mucho, comía con un compañero intensivista al que aprecio mucho y que incluso ha sido ponente en nuestras jornadas anuales, y me decía: “El otro día te vi tocando el tambor”, a lo que le respondí sonriente: “Bueno, es una manera de verlo. La realidad es que estábamos haciendo una sesión de musicoterapia para 250 personas en nuestras cuartas Jornadas Nacionales de Humanización”.

Otras veces nos recriminan por compartir en redes sociales fotos de viajes, de bailes, de canciones…Y todo lo que uno se pueda imaginar. No sé, pareciera que un grupo de científicos no pudiera pasarlo bien o que realmente la imagen preconcebida que tiene todo el mundo es que los médicos han de ser serios, con bata y corbata.

Desde luego, me parecen opiniones profundamente respetables y el que escribe ya aprendió hace unos años que no se puede dar gusto a todo el mundo, ni lo pretende. Por ello, si uno da respeto debería recibir lo mismo, antes de ser prejuzgado desde el desconocimiento y sin contextualizar.

Proyecto HU-CI es nuestra manera de relacionarnos con la vida, con las personas, y con el día a día. Eso nos hace diferentes y genuinos, nos hace fluir sin temer riesgos y sobre todas las cosas: nos hace felices. Al fin y al cabo este espacio no es sino un cuaderno de bitácora de nuestro tiempo, y básicamente lo que hacemos es eso: contar nuestra vida y nuestra manera de relacionarnos con la profesión sanitaria.

Por eso, no parecería muy justo que se obviara, por otro lado, que este grupo ha puesto en marcha de forma ortodoxa, rigurosa y con excelentes metodólogos 50 artículos de investigación en los últimos cuatro años, una plataforma de formación, una plataforma de certificación en buenas prácticas de Humanización y hemos entrado en la Universidad con nuestro Master en Humanización de la Asistencia Sanitaria. Por no hablar de las más de 200 participaciones en conferencias, congresos, cursos, jornadas etc. que nos han llevado a recorrer toda España y buena parte de América Latina.

El filósofo Byung-Chul Han escribió el libro “La sociedad del Cansancio” y uno de sus mensajes fuerza es Disfruta más y te irá mejor. Todos deberíamos jugar más y trabajar menos, y así produciríamos más. Tenemos un gravísimo problema de autocuidado en el que nosotros mismos somos muchas veces nuestros propios tiranos y nos explotamos, al margen del Sistema.

Por todo el mundo veo en muchas ocasiones profesionales sanitarios desencantados, hastiados y agotados que probablemente se sientan muy lejos de su vocación primaria. Están en duelo: perdieron su felicidad. Y esto es un problema para todos: pacientes, familias, profesionales y toda la Sociedad. ¿Hace cuanto tiempo no os divertís en vuestro trabajo?. Me gustaría que hicierais la prueba y pusierais el foco en esto: hoy voy a disfrutar de lo que hago, casi por prescripción médica (nunca mejor dicho). Hay miles de emociones como miles de personas: elige hoy disfrutar. Porque ya es bastante desconsolador todo aquello que no podemos cambiar, así que cambiemos nosotros.

La felicidad es contagiosa, la sonrisas son contagiosas, el amor el contagioso. Es casi mágico ver cómo cambian los equipos cuando se cultiva la autocompasión y eso trasciende a los compañeros. Y esto no es un exceso de positividad: les recuerdo que estos frikis también día a día estamos a pie de cama y hacemos humanización de trinchera. No podemos con todo, no sabemos todo y también necesitamos sobrevivir. Y sentirnos queridos y valorados.

Al fin y al cabo, el tiempo que nos tocó vivir es para intentar ser felices.

Por Gabi Heras