Hola a tod@s, mis queridos amigos.
Tenía ya ganas de compartir con tod@s vosotros este regalo que me envió hace un par de meses Enric Benito.
“Diagnosticar el sufrimiento, una perspectiva” fue publicado en 1999 en Annals of Internal Medicine por una de esas personas que se acaba convirtiendo en maestro: Eric J. Cassel.
Los compañeros de la Unidad de Paliativos del Hospital Joan March de Buynola se tomaron la molestia de traducirlo al castellano, así que gracias a su generosidad, hoy lo difundimos en este foro.
Puntos clave del artículo:
Aliviar el sufrimiento es crucial.
El sufrimiento no puede ser tratado a no ser que sea reconocido y diagnosticado.
Se debe sospechar frecuentemente su existencia ante la presencia de enfermedad grave y se debe preguntar directamente a los propios pacientes acerca del sufrimiento.
Preguntar abiertamente y escucha activa lleva poco tiempo, y son en sí mismo reconfortantes.
La información sobre la cual se basa la valoración del sufrimiento, es subjetiva.
El conocimiento de los pacientes como individuos lo suficientemente bien para entender el origen de su sufrimiento y como consecuencia, su mejor tratamiento, requiere métodos de atención empática y pensamiento no discursivo los cuales pueden ser aprendidos y enseñados. El alivio del sufrimiento depende de que los médicos aprendan estas habilidades.
Cuando los médicos atienden al cuerpo más que a la persona fracasan en detectar el sufrimiento.
En el cuidado de un paciente que sufre, el atender a la persona significa más que cuidar sólo al paciente o ser compasivo.
Hacer un diagnóstico, para empezar, significa preguntar si el paciente está sufriendo y porqué. Aunque los pacientes con frecuencia no saben que están sufriendo, deben ser preguntados directamente: “¿Está usted sufriendo?” “Sé que tiene dolor,¿ pero hay alguna cosa que sea incluso peor que el dolor?” “Está Vd. asustado por todo esto?” “¿De qué exactamente está usted asustado?” “¿Qué es lo que le preocupa que le pueda suceder a Vd.?” “¿Qué es lo peor de todo esto?”. Una vez preguntados, a los pacientes  se les debe dar tiempo para contestar. Estas preguntas son abiertas e imprecisas a propósito; para sugerir a los  pacientes que tienen permiso para hablar acerca de cosas que usualmente nadie antes le ha preguntado y que no se espera ninguna contestación en concreto, son abiertas expresamente para dar a entender que pude hablar de cualquier cosa que le preocupe.
Para las personas, la vivencia de la enfermedad es predominantemente subjetiva. La relación entre el paciente y el médico, a través de la cual fluye la atención médica y que es en si misma indispensable para el descubrimiento y alivio del sufrimiento, surge y florece en el campo de la subjetividad. Si  la objetividad ganara, el alivio del sufrimiento sería una meta que la medicina estaría muy lejos de alcanzar.
Uno necesita escuchar lo que se dice y lo que no se dice, observar la cara y el cuerpo y su expresión activa, su lenguaje no verbal, olerle (su miedo, higiene o perfume), y aprender a dejar que toda esta información que fluya sin interpretar  o juzgar y permanecer en silencio tanto por dentro como por fuera.
Hemos de aprender a estar simplemente abierto en la presencia del paciente.
Aprender estas  habilidades  hace posible diagnosticar y tratar el sufrimiento incluso cuando la causa del sufrimiento no se puede curar o paliar. No se requiere tener una experiencia extraordinaria para ello; el paso crucial es empezar andar por el camino de la aproximación a los pacientes como personas. El alivio del sufrimiento depende de ello.
Ahí queda.
Feliz Viernes,
Gabi