Si, al corazón de todos, al que nos une en una IDENTIDAD en VALORES, al que nos representa como ciudadanos de una imprescindible UNIÓN.
Un ataque a nuestro corazón en Bruselas.
Contempla conmigo esta imagen de una terminal de aeropuerto. El aire con polvo donde se difunden gritos de dolor y de terror. En el suelo escombros, equipajes, cristales.
Fuente: El país
Detente, mira, un coche de bebe sin su ocupante dentro. Tu consternada mirada se dirige hacia abajo: dos cuerpos inertes en el suelo. Debajo de ellos, asoma una manita….
En este, por enésimo desgraciado momento de grave crisis HUMANA, permitidme que busque consuelo en el ática. “Es pues manifiesto que la ciudad es por naturaleza anterior al individuo, pues si el individuo no puede de por sí bastarse a sí mismo, deberá estar con el todo político en la misma relación que las otras partes lo están con su respectivo todo. El que sea incapaz de entrar en esta participación común, o que, a causa de su propia suficiencia, no necesite de ella, no es más parte de la ciudad, sino que es una bestia o un dios”. (Aristóteles, Política, libro 1,1).
Aristóteles, como Platón, considera que el fin de la sociedad y del Estado es garantizar el bien supremo de los hombres, su vida moral e intelectual; la realización de la VIDA MORAL tiene lugar en la sociedad, por lo que es fin de la sociedad, y del Estado, garantizarla. El concepto de Democracia o Politeia (gobierno de todos según las leyes establecidas) y su opuesto Demagogia (gobierno de todos sin respeto de las leyes) surgen de la presencia o ausencia de esta garantía.
Si esa manita algo nos enseña, podría bien fundamentarse en una frase que Tomas Moro escribe en su “Utopía”: “En mi corazón no encuentro las fuerzas suficientes para hablar de forma distinta a como me dicta mi conciencia.”
Gracias.
Félix José Martín Gallardo.
swx20088@gmail.com
Muy bueno tito, como siempre. Leerte me ha recordado a un artículo que leí mientras esperaba para entrar al médico hace unos meses. Lo he buscado en internet, aquí te dejo el enlace: http://www.letraslibres.com/revista/dossier/el-teatro-del-terror
Lo cierto es que me abrió muchos los ojos hacia el terrorismo. Antes, cada vez que había un atentado me pasaba varios días con el miedo de que eso puede pasarme a mí o a personas queridas. Ahora he entendido que eso es precisamente lo que quieren y, al menos por mi parte, no lo van a conseguir.
Un beso 🙂 Cris
Gracias, mi vida.
Si la lucha por la VIDA MORAL merece la pena es porque sois muchos jóvenes los que así lo esperaís.