Nos encontramos inmersos en la pandemia de la COVID, donde se suceden olas y tsunamis, sin apenas haber tenido tiempo para coger un poco de aire. Las consecuencias económicas, sociales, y en términos de salud, tanto físicas como psíquicas, tanto personales como colectivas, son y serán terribles.
Las soluciones ante esta crisis que se están dando (o simplemente no dando), de forma más o menos acertada, son medidas sanitarias, sociales y económicas de muy diferente índole pero que, desde mi punto de vista, carecen de la necesaria mirada integral, que cualquier situación de emergencia precisa. Responder al ahora, es una necesidad, pero no es menos importante y necesario, reflexionar sobre el antes y el mañana para poder dar una respuesta que garantice resultados eficientes y que perduren en el tiempo.
Desde esta perspectiva, poco se habla del contexto donde se está desarrollando esta pandemia, que no es ni más ni menos, que otra emergencia, de índole mayor, como es el cambio climático y sus consecuencias tanto ambientales como en términos de salud. Una economía verde y sostenible que produzca empleos y prosperidad, reduzca las emisiones y aumente la resiliencia, es el camino que desde diferentes organizaciones se defiende como respuesta definitiva a estas y futuras emergencias.
En términos de salud, The Lancet, en 2018, ya señaló este cambio climático como la mayor amenaza para la salud mundial del siglo XXI. Es muy ilustrativa la carta que la Dra. Maria Neira, Directora de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS, dirigió en Mayo del 2020, a los jefes de estado del G-20, para que los gobiernos situaran la salud y la acción climática en el centro de los planes de recuperación de la pandemia como elementos inseparables y necesarios.
En este contexto, desde mi punto de vista, a nivel mundial, destaca la organización Health Care Without Harm (HCWH), una ONG internacional que busca transformar el sector de la salud en todo el mundo para que sea ecológicamente sostenible (el sector de la salud fue responsable del 4,6% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero en 2016). HCWH junto a otras organizaciones, está desarrollando una serie de investigaciones, cuyos objetivos son definir la huella climática de la atención sanitaria y esbozar un conjunto de acciones que el sector puede tomar para alinearse con el Acuerdo de París sobre cambio climático, al mismo tiempo que alcanzar los objetivos de salud mundial, dentro de lo que se ha definido como “Climate-Smart Healthcare”(atención sanitaria climáticamente inteligente).
Este tipo de iniciativas, también han llegado a los servicios de urgencias hospitalarias (SUH). Siguiendo a Spruell T et al. en su artículo Environmentally sustainable emergency medicine, publicado en Emergency Medicine Journal, en Enero del 2021, cabe destacar:
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En Estados Unidos, en 2019, el Colegio Americano de Médicos de Emergencia reconoció el impacto significativo del cambio climático en la salud humana, los sistemas de salud y la infraestructura de salud pública, y apostó por iniciativas para reducir la huella de carbono de los SUH. En este contexto, Linstadh y colaboradores, han propuesto implementar el “Climate Smart” específicamente en los SUH, sensibilizando, formando y motivando a los profesionales, así como elaborando una guía para facilitar este proceso. La guía incluye medidas para mejorar la segregación de los residuos, la compra de productos químicos ecológicos, buen uso y reciclaje de productos farmacológicos, climatización eficiente, sensibilización sobre el cambio climático, comida sana y sostenible, gestión eficiente del agua, introducción de energías renovables y transporte y suministros sostenibles.
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En Reino Unido, en 2019, el Royal College of Emergency Medicine (RCEM) retiró públicamente las inversiones de combustibles fósiles, e hizo una declaración formal de una emergencia climática. También creó un grupo especializado en medio ambiente para evaluar y reducir la huella de carbono de los SUH, dentro del objetivo “cero carbono” del NHS para 2040 (directas) y 2045 (indirectas).
En los SUH del NHS hay iniciativas interesantes, que han demostrado que eficiencia, sostenibilidad ambiental y rentabilidad económica, son posibles: iluminación de bajo consumo, apagado de computadoras no usadas y reducción del brillo del monitor, reducción del papel usado, segregación adecuada de residuos, disminución del uso de vías venosas periféricas, reducir el uso innecesario de guantes de plástico, reducir el uso de vasos desechables, usar contenedores reutilizables para objetos punzantes, promover el transporte compartido entre el personal, o el mayor uso de las teleconferencias.
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En Australia, a finales del 2019, durante los graves incendios acontecidos, el Colegio Australiano de Medicina de Emergencia emitió un comunicado declarando el cambio climático como una emergencia médica y de salud de la población.
Siendo conscientes de que existen pocos SUH “climáticamente inteligentes”, suponen un punto de inflexión para reflexionar sobre la necesidad de dar respuesta a la emergencia climática como solución a la pandemia de la COVID, y abren un magnífico campo para la investigación, desde esta perspectiva integradora y novedosa por la que tanto apostamos en el equipo HURGENCIAS, y que es tan necesaria para transformar los SUH.
Por Benjamín Yáñez Caballero
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