Madrid, a 17 de Febrero de 2022
En los últimos días las redes sociales y los medios de comunicación se hacen eco de numerosos casos en los que familiares y pacientes denuncian situaciones de elevado sufrimiento e incluso muerte en soledad en nuestro Sistema Sanitario.
El dolor y el sufrimiento padecido por la sociedad en esta pandemia, derivados de la enfermedad y la muerte, se han visto incrementados, en muchas ocasiones, por situaciones de soledad, falta de acompañamiento y escasa comunicación asistencial soportada por pacientes y familias que han vivido un ingreso hospitalario durante este tiempo.
En dos años de pandemia han sido muchas las lecciones que tanto la sociedad como los profesionales de la salud hemos aprendido, pero parece que aún queda mucho por entender por parte de algunas instituciones que aún, y a estas alturas de la pandemia, siguen negando de forma inhumana y sin justificación científica el acompañamiento a pacientes por parte de sus seres queridos en las peores horas de fragilidad y vulnerabilidad del ser humano.
En Proyecto HU-CI siempre hemos defendido la importancia crucial que las familias tienen en la recuperación de los procesos físicos y emocionales que afectan a cualquier paciente ingresado en un hospital. Este acompañamiento, proporciona, al mismo tiempo consuelo, participación e implicación para las familias, las cuales sufren el proceso de enfermedad al tiempo que su ser querido. Y ni que decir tiene lo que supone en cuanto a alivio moral y emocional tanto para pacientes como para familias y profesionales la presencia de seres queridos en procesos de enfermedad y final de vida.
Por todos esos motivos exponemos lo siguiente:
– Los profesionales sanitarios y las instituciones en las que desempeñamos nuestra labor, tenemos el deber de cuidar y aliviar el sufrimiento.
– En la actualidad el Sistema Sanitario dispone de los recursos de protección y seguridad para los casos en que sean necesarios.
– Las restricciones en el acompañamiento durante el ingreso hospitalario son actuaciones que incrementan el dolor de los que ya están sufriendo.
– Los principios de la Bioética, aceptados por las Sociedades Científicas Sanitarias y Asistenciales señalan el imperativo ético de cuidados paliativos de alta calidad para todos los pacientes en cualquier etapa grave de enfermedad, incluyendo la participación de la familia en los cuidados.
– Las leyes autonómicas de nuestro país recogen que facilitar el acompañamiento es clave en una correcta asistencia sanitaria especialmente en el proceso de morir.
– El acompañamiento durante las distintas fases del proceso de atención es un derecho reconocido de pacientes y familiares (salvo que las condiciones clínicas lo requieran). Y las evidencias nos dicen que las condiciones clínicas se ven beneficiadas al garantizar este acompañamiento.
– La evidencia científica es clara respecto a la influencia de la presencia familiar en la mejoría en la evolución del paciente, prevención del delirium intrahospitalario y de síndromes post-hospitalarios.
– Existe evidencia científica sobre la angustia psicológica y duelo complicado en familiares en situaciones de no acompañamiento en el proceso de morir.
– La reciente investigación sobre el impacto emocional de la pandemia en los profesionales sanitarios señala sin lugar a dudas la soledad de los pacientes, su sufrimiento por este motivo y la muerte en soledad como uno de los factores clave en el desarrollo de sintomatología ansioso-depresiva y síndromes como el distrés moral.
Instamos por todo ello al cumplimiento de los principios básicos de Bioética y Humanización de la Asistencia Sanitaria. Nunca debimos dejar de ser compasivos: es el momento de ser creativos y retomar la humanización en los cuidados, es el momento de empezar a conculcar los derechos individuales con los generales, y que la humanización de la asistencia sanitaria no sea cuestión de “suerte”.
No podemos escudarnos por más tiempo en argumentos amparados en la Salud Pública sin más, que omitan los conocimientos científicos sobre el bienestar físico y emocional de pacientes, familias y profesionales. En este momento es necesario y urgente ofrecer protocolos y alternativas coherentes con la situación pandémica actual que sean respetuosas con la dignidad del ser humano enfermo y necesitado de cuidados. Debemos dar más a quién más lo necesita y no quitarle elementos de cuidados y amor que no precisan de evidencia científica (aunque existe) para demostrar su idoneidad, necesidad y sensatez.
Los miembros de Proyecto HU-CI
Tenéis toda la razón, trabajo en un hospital HACLE, y durante muchos meses han estado los pacientes solos, pacientes en su mayoría de edad avanzada.
Ha sido inhumano. Hemos sufrido la prohibición de entrada a las familias, cuando se las dejo entrar, solo pueden tornarse en el cuidado dos familiares, con el peso que eso supone, la familia trabaja , tiene niños que cuidar, muchas veces el paciente tiene más de dos hijos y sólo pueden tornarse dos, el tercero se sacrifica sin ver a su padre o su madre…
Enhorabuena por dar voz a todo este drama
Trabajo en el HUSE de Arganda y a día de hoy seguimos con restricción de visitas, algo que hemos intentado cambiar en muchas ocasiones. Cuando intentamos hacer excepciones seguimos recibiendo llamadas de atención desde la Dirección. Los pacientes y familiares están cansados de esta situación, pero los profesionales también. Creemos que esta situación está aumentando no sólo el sufrimiento de pacientes y familiares, también la morbilidad durante el ingreso.
Gracias por todo lo que hacen. A todos y cada uno de los que conforman Proyecto HuCI. Fueron mi faro y mi esperanza en los momentos más difíciles. Lamentablemente en la UCI en la que estuvo internada y falleció mi madre, no nos escucharon ni aceptaron ninguna sugerencia. Nos quedamos con mucho por hacer..
Gracias a Dios ustedes son una luz de esperanza para muchos. Seguiré intentando que el maravilloso trabajo de amor, vocación y humanidad que es Proyecto HuCi, sea una realidad algún día también aquí.
Abrazo con el alma. Gracias infinitas
Laura (San Juan – Argentina)