A diario realizamos
actividades por simple rutina. Una de ellas es conducir.

Arrancamos el coche y
empezamos un camino lleno de probabilidades a las que tenemos que ir dando
respuesta.
Te ajustas el cinturón, nivelas
los retrovisores, acomodas el asiento y tras poner las manos en el volante,
inicias la marcha.

 

¿Cometemos errores aún
siendo una actividad realizada diariamente?
Por supuesto. Pequeños e
imperceptibles traspiés que en algunos casos ni siquiera somos conscientes de
ellos.

Lo mismo debió suceder con
mi riñón.
Aún siendo “una conducción
complicada” era una conducción sumamente conocida y nadie, absolutamente nadie
en aquel quirófano, se dio cuenta de que alguien había cometido un error.

Dicen que el dolor después
de una operación como la mía es normal aún siendo drogada con todo tipo de
medicamentos.

Pero ¿Qué dolor es normal?
¿El dolor de espalda? ¿El dolor de piernas? ¿El dolor de garganta? ¿El dolor de
huesos? ¿El dolor de cuando te mueven para asearte en la UCI? ¿El dolor de la
zona operada? ¿El dolor del dolor?
Pues sí, para los
profesionales todo ello es normal porque están realizando la misma ruta de
siempre creyendo que se conduce el mismo coche de siempre y se olvidan de que
hoy el coche es nuevo y su mecanismo variable al resto.
En la UCI encontraron una
solución a mí EXAGERADO dolor y cuando llegué a planta lo primero que dieron a
entender es que no me quejase tanto que no podían estar tan pendientes de mí
como en la UCI…. Sentí un quejío flamenco en mi alma… ¿aún iban a pasar más de
mi que en la UCI? Miedo.

 

El remedio de Cuidados
Intensivos fue remedio utilizado también en planta pero como siempre, actividad
rutinaria = ¿conducción segura?

Menos mal que llegó UN
VOLANTE.

 

No sé cómo se llamará en
otras zonas al profesional de enfermería que puede realizar su trabajo en casi
todos los servicios de un hospital pero en mi zona se llama así: Enfermero
Volante.
Tras toda una noche
conduciéndome emocional y físicamente hacia la tranquilidad y el no dolor con
sus atenciones, respuestas seguras y eficacia, notó que algo iba mal, muy mal.


El remedio consistía en
hacerme lavados vía sonda urinaria para eliminar posibles restos sangrantes de
la operación, así estuvimos todo el tiempo de UCI y dos días de planta…. y por
esta vía MI VOLANTE vio que me estaba desangrando poco a poco.

 

Operación de urgencia. Causa,
fisura en el riñón.
No sé si el riñón vino ya
con el error incrustado o lo cometieron allí, da lo mismo.

A mi familia y a mí lo que
nos importa de verdad es que ante los percances se ponga pronta solución.

Que la rutina no sea cultivo
de pasividad, pasotismo o mal humor.



Mi Enfermero Volante supongo
que no tenía tiempo de caer en la rutina si a cada turno veía a unos nuevos
pacientes, unos nuevos compañeros, un nuevo lugar de trabajo.
Mi volante estuvo alerta y
supo reaccionar.
Mi volante me salvó la vida
que, de verdad, en aquellos momentos, y por lo poco que recuerdo ya que estaba
semiinconsciente, noté escasa.

Tuve la oportunidad casual
de darle las gracias. No hay de qué dijo.

Y a estos enfermeros/as les dedico hoy mi post para que sean ejemplo,
A TODOS LOS NIVELES,  de
conducción profesional y es que, como se dice por aquí, un volante como éste es
“del millor, lo milloret” (de lo bueno, lo mejor).

Ali Matz