La Bioética es ética aplicada (la que tiene normas) que dirime conflictos entre los axiomas éticos (que nosotros concretamos en Deontología) y la Ontología (parte de la metafísica que trata del ser general y sus propiedades trascendentales). Es, pues, el intento de resolver conflictos desde un nivel abstracto (por abstracción de la circunstancia).
Este intento puede acometerse de tres modos principales: desde el utilitarismo, desde el principialismo y desde el personalismo.
Si recurrimos al utilitarismo, su actual máximo exponente es Peter Singer. Ésta teoría moral es tanto consecuencialista (visión de un acto SOLO por lo que se derive de él) como hedonista (considera buenos los estados placenteros conscientes y malos los dolorosos). Su mayor reto supone considerar que un acto puede tener buenas consecuencias, pero ser intrínsecamente injusto.
Si nos posicionamos en el principialismo, de Tom Beauchamp y James Childress, serán cuatro los puntos de partida para dirimir debates bioéticos (autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia distributiva). La bioética principialista es la que FUNDAMENTA LA PRINCIPAL FORMA DE ACTUAR EN SANIDAD, la que determina legislación y la que nos lleva al constructo institucional vigente. Sin embargo, se enfrenta a algo que para sus detractores es un sistema arbitrariamente ecléctico: no hay manera racional de decidir entre los principios en liza.
Si como tercera opción tomamos la reflexión moral personalista, ésta se basa en la tradición aristotélica, la ética de Tomás de Aquino y su actualización por John Finnis. Este juicio moral se resume en algo que suena, y mucho, en su versión maquiavélica contraria: EL FIN NO JUSTIFICA LOS MEDIOS, y que consideraría que la eliminación del dolor (de toda procedencia) no es alcanzable a cualquier precio. En esta conceptualización, los bienes (los valores) humanos que soportan la actuación sanitaria son la vida y la salud, por lo que si son atacados deliberadamente, es un acto maleficente y, por ende, bioéticamente incorrecto. Esto permite la aplicación racional de los principios que fundamenta nuestra profesión. Pero….ante el debate de pro y anti (aborto, pena capital, eutanasia, manipulación genética, etc) no se vislumbra una clara conciliación.
Acabo.Si consideramos la identidad humana, la no maleficencia es no matar, y su contrario, lo bioéticamente incorrecto. Cuando en Paris o en Kabul se asesinan seres humanos por otros seres humanos idénticos en sus identidades, ¿qué es lo que ocurre?¿Eso qué es lo que es?.
Creo que a TODOS nos lleva a mirarnos allí donde más nos duela para contestar.
La viñeta que adjunto se publicó en La Vanguardia de Cataluña el día 14/11/15 y contesta a ambas preguntas.
Gracias.
Félix José Martín Gallardo (swx20088@gmail.com)
Médico Intensivista.
Unidad de Gestión Clínica de Cuidados Críticos y Urgencias
Hospital de la Serranía en Ronda, Málaga.
Buenos días a tod@s.
El chiquillo, que “acribilla” a su padre a preguntas, es nuestro interior. Dejémonos acribillar por las balas del chiquillo; las otras, las que aniquilan la existencia, proporcionan un indescriptible dolor, pero no tienen el poder de evitar que un niño busque respuestas.
Gracias
Félix José Martín Gallardo.
swx20088@gmail.com
Me ha parecido una publicación excelente, pero al no tener (yo) conocimiento sobre el tema que vislumbra (o no el suficiente), creo ver necesario una charla con usted para tener un enfoque global y completo y no sólo mis humildes ideas preconcebidas.
Un abrazo y gracias.
María. No dudes que la tendremos.
Un abrazo y gracias a ti.
Me gusta el artículo; despues de leerlo par de veces me inclino por el principialismo y el personalismo,
Gracias Rolando.
Sabes bien que tener las ideas claras nos permite enfrentarnos con decisión a los retos: a mayor claridad, el reto empequeñece.
Un ancestral adagio sao – lin reza: gato negro o gato blanco; lo importante es que atrape ratones.
Lo mires por donde lo mires, lo importante es que lo veas.
Un saludo muy cordial.
Siempre das más de lo que se espera de ti.Excelente exposición.